Columna de Fabián Tiscornia:
En una nueva entrega de “Qué alguien lo explique”, Fabián Tiscornia, nos aproxima al concepto de ahorro y nos da “tips” para no cometer errores a la hora de implementar un plan que nos permita ser más eficientes en el manejo de nuestras finanzas.
Quiero ahorrar, pero no me da, quiero generar un ahorro, pero llego con lo justo a fin de mes. Y así podríamos encontrar un montón de casos de uruguayos.
¿Cómo puede armar un presupuesto? Puede ser una planilla de Excel, puede ser en una hoja de Word, puede ser en un block con una lapicera o hasta se puede utilizar una aplicación de celular. Lo importante es que sea en un formato que le quede cómodo al usuario y que sea fácil de utilizar.
Para armar el presupuesto tenemos que dividir los gastos en:
-Fijos e imprescindibles: alquiler, cuota hipotecaria, tarifas de electricidad, gastos comunes si es un edificio, alimentos, transporte, salud.
–Variables y/o de disfrute: Salidas a comer, idas a ver espectáculos, TV para abonados y plataformas de entretenimiento, compras de vestimenta, gimnasio, el café en el trabajo, etc.
Lo mismo se hace con los ingresos, se clasifican en fijos y variables (en estos entran por ejemplo un bono, el aguinaldo).
Con esto vamos a saber cuánto gastamos mes a mes y qué gastos puedo cortar en caso de ser necesario, cómo vamos en el cumplimiento de objetivos, etcétera.
Una vez que podemos ver en qué se va el dinero mes a mes, tenemos herramientas como para tomar decisiones. ¿Puedo cortar algún gasto? ¿Estoy gastando más en este rubro o en otro que meses anteriores? Por ejemplo, un clásico es el mayor gasto en electricidad en el invierno (ya sea porque utilizo artefactos eléctricos para calefacción o porque el termotanque está más tiempo prendido).
De esa manera, se puede revisar el presupuesto. Y ahí hay una regla que es la del 50/30/20. Según la cuál el 50% de los ingresos se deben destinar a los gastos fijos e imprescindibles, el 30% a los gastos de disfrute y el 20% al ahorro.
Pero, como decíamos al principio, esto es una regla que se puede adaptar. Quizás se va el 60% en gastos fijos y queda el 10% para el ahorro, y así podemos pensar en un sinfín de combinaciones.
Tenemos claro entonces en qué se nos va el dinero, detectamos alguna oportunidad para reducir algún gasto y viene la parte del ahorro.
¿Cómo ahorramos entonces? Lo principal es ponerse un objetivo, es decir para qué voy a ahorrar. Esto es muy importante, porque hay estudios de lo que se denomina finanzas comportamentales, que indican que voy a tener más predisposición a ahorrar si tengo un objetivo claro de para qué estoy ahorrando.
Este objetivo puede ser: desde hacer un viaje (sería un objetivo de corto/mediano plazo), a la compra de una moto/auto o un electrodoméstica, ahorrar para tener un dinero de emergencia, o una mejor jubilación al momento del retiro (un objetivo de largo plazo). De vuelta, la casuística puede ser infinita.
La clave es tener ese objetivo. Y aquí un aspecto no menor. Muchas veces se suele recurrir al endeudamiento para la compra de una moto por ejemplo o un electrodoméstico o hacer un viaje. Y lo que toma en cuenta la persona es si puede pagar la cuota o no. Ahora, podría hacer lo mismo y en vez de pagar una cuota de un préstamo, pagarse a sí mismo ese mismo monto mediante el ahorro.
De esa manera, le saldrá más barato, recordemos que un préstamo lleva aparejado los intereses que hay que pagar al que prestó ese dinero, que están incluido en la cuota, y no son nada bajos.
Tenemos definido el objetivo de ahorro. Llegó el momento de ponerlo en marcha. Y para eso el otro aspecto clave es fijarse una meta de ahorro. Puede ser el 20% de los ingresos como en la regla 50/30/20, puede ser el 10%, el 5%, el 2%. Cada uno deberá definirlo.
Lo importante es ponerse esa meta y cumplirla. No importa si parece poco: si son $ 200, $ 500 al mes, si esa es la meta.
Tenemos el presupuesto, tenemos el objetivo de ahorro y tenemos la meta de ahorro. ¿Cómo seguimos? Para ahorrar y no morir en el intento, lo que hay que hacer es apenas cobramos el sueldo o recibimos el ingreso, separar el porcentaje que vamos a destinar a ahorro.
Esa es una forma de no caer en tentaciones de gasto que siempre están.
La otra clave es, cada vez que recibimos un dinero extra que no está dentro del que tenemos mes a mes, por ejemplo el aguinaldo o por ejemplo puede ser la devolución de IRPF o Fonasa, destinar ese dinero al ahorro. Es una forma de poder aumentar más rápido nuestro fondo.
Logramos ahorrar algo, ahora ¿Qué hago con ese dinero? ¿Lo dejo en la cuenta del banco? ¿Lo dejo en el “colchón bank”? ¿Lo dejo en pesos o compro dólares?
Algo que es fundamental antes de decidir en qué invertir: no dejarse llevarse por los sentimientos. Hay una máxima fundamental en las inversiones que es: a mayor ganancia o retorno, mayor riesgo.
Es decir, cuando vemos algo que promete ganar mucho, es porque es algo con mucho riesgo. Y viceversa, a menor rentabilidad, menor riesgo.
Eso es lo primero a tomar en cuenta. Lo segundo a tomar cuenta, es no invertir en algo que no se conoce bien cómo funciona. Si tiene dudas, es mejor ir a algo conocido o interiorizarse más.
Lo tercero, es que si vamos a recurrir a un asesor financiero o corredor de bolsa, lo importante es que esté regulado y supervisado por el Banco Central. Hacer un chequeo en la web del Banco Central, evitará dolores de cabeza a futuro.
¿Y si no tengo dinero suficiente como para ir con un corredor o asesor?
Lo primero es definir cuánto riesgo estoy dispuesto a tomar. Lo segundo es ver en qué moneda voy a invertir. La lógica indica que si mis gastos son en pesos, debo invertir la mayor parte en pesos o en Unidades Indexadas.
Si quiero invertir en dólares, la peor opción es comprar dólares y guardarlos. Lo mejor en este caso, es ir por algún instrumento en dólares que pague un interés. Porque sino voy a estar atado solamente a que suba el valor del dólar.
Puedo empezar por elegir opciones de inversión conservadoras: desde un depósito a plazo fijo en un banco en pesos (no cubre mucho más que la inflación, el BROU tiene un producto interesante que se llama Ahorro en sueldo), un plazo fijo en Unidades Indexadas, aquí se que al menos voy a ganarle a la inflación.
Otra opción es invertir en fondos en pesos, hay algunas opciones, pero para acceder requieren un mínimo de $ 20.000. Cuando uno invierte en este tipo de fondos lo interesante es que después de haber entrado con el mínimo, puede seguir haciendo aportes más pequeños. Además puede obtener todo el dinero en solo 24 horas si lo desea y sin la penalidad que le cobra un banco por retirar el plazo fijo antes de lo pactado.
Luego hay plataformas de corredores de bolsa en Uruguay, que permiten que uno mismo invierta en diferentes instrumentos como acciones, bonos, ETF, pero claro, aquí el riesgo es un poco mayor. Lo importante como decíamos antes es interiorizarse antes de poner un solo peso.