Columna de Fabián Tiscornia:

 

Venimos hablando antes de cómo ahorrar, de las inversiones, de las deudas y ahora llegó el momento de evitar perder dinero: ¿cómo hacer para no hacer en estafas?

Empecemos por la madre de las estafas, que todavía sigue vigente: la estafa piramidal o “esquema Ponzi”.

El esquema Ponzi fue inventado por Carlo Ponzi, un italiano en Boston (Estados Unidos) en la década de 1920, que se le ocurrió ofrecer una inversión en cupones de correo internacional.

Ponzi prometía a los inversores un rendimiento del 50% en unos pocos meses por esta inversión. Pero, en realidad no había ninguna inversión. Lo que hacía Ponzi era utilizar fondos de nuevos inversores para pagar “rendimientos” falsos a inversores anteriores.

Esto requiere que todo el tiempo estén ingresando nuevos “inversores”.

¿Por qué funcionó esta estafa? La clave está en que quien invita a invertir es alguien cercano, no el estafador. 

Y hoy, muchas veces estas estafas vienen acompañadas de promesas o gurúes que la asemejan a una secta. Tal como lo explica  “El vendedor de ilusiones: el caso Generación Zoe” (que se puede ver en Netflix). Lo que prometía ser la plataforma financiera más ambiciosa de Latinoamérica. El negocio ofrecía membresías de 400 dólares, con un retorno de hasta el 50% del dinero invertido.

Las denuncias comenzaron a surgir cuando varios inversores notaron inconsistencias en los pagos prometidos y dificultades para retirar sus fondos. Y termina con su líder, Leonardo Cositorto detenido por Interpol en República Dominicana.

Para que la estafa dure y cada vez se involucre a más personas, los que primero ingresaron al sistema tienen que cobrar y, a su vez, seguir aportando y buscando aportantes, sino la estafa se derrumbaría en pocos días.

En este caso de Generación Zoe, se estima que llegó a mover 120 millones de dólares.

Así tenemos la primera alerta para detectar este tipo de estafas: cuanto más grande es la ganancia prometida, mayor es el riesgo. 

Si es tan alta la promesa de ganancias, el riesgo de perder todo es muy elevado. Y no importa que la entidad prometa ganar mucho con bajo riesgo.

Entonces, para el caso de Uruguay, lo primero que hay que hacer antes de confiar nuestros ahorros (por pequeños que sean) en cualquier tipo de institución, entidad, plataforma, es verificar si la misma está autorizada o registrada en el Banco Central (BCU).

¿Por qué? Primero porque de esa manera me aseguro que la entidad pasó un filtro, que tiene que cumplir cierta regulación, que es supervisada y que en última instancia, voy a poder reclamar a alguien.

Para ello hay que ingresar al sitio web del BCU (www.bcu.gub.uy), haciendo clic en “Sistema Financiero”, luego “Mercado de Valores” y finalmente en “Instituciones”. En esta sección aparecen los asesores de inversión y gestores de portafolios, así como los intermediarios de valores.

Estos están autorizados a realizar actividades reguladas dentro del mercado de valores y están los datos de sus directores, accionistas y personal superior además del domicilio y datos de contacto.

Otro aspecto clave es: nadie que se haya vuelto millonario de la noche a la mañana va a querer compartir su receta. Entonces, cuando estos gurúes hablan de liberarse y convertirse en ricos, desconfíen.

Un punto adicional es no invertir en lo que uno no entiende del todo como funciona. Hay que estar atentos a las comisiones y gastos de entrada, administración y salida que tiene el producto de inversión.

Por último, el Banco Central sugiere: “desconfiar de las llamadas o correos inesperados, urgencia de la inversión, bonificaciones de entrada, esquemas piramidales en los que le pidan que también capte clientes, presión psicológica tendiente a que adopte una decisión inmediata”.

Ahora pasemos a una estafa bastante común hoy en día, y que nos puede afectar sin tener inversiones siquiera. Solamente por tener una cuenta bancaria: estamos hablando de el phishing.

“El phishing es un tipo de ataque informático con el que se obtiene información personal o financiera de los usuarios como contraseñas, números de tarjetas de crédito o cuentas bancarias”.

Entonces, para prevenirlo debemos saber cómo se da el phishing. 

Una de las formas “mediante correos electrónicos que le llegan al usuario y que imitan el formato, el lenguaje y la imagen de los mensajes emitidos por los bancos u otras instituciones”, según señala el Banco República. 

“Estos mensajes engañosos siempre solicitan a los usuarios la confirmación de sus datos personales alegando problemas técnicos, cambios en las políticas de seguridad o fraude, entre otros”, agrega.

Otro tipo de phishing es la creación perfiles falsos en redes sociales suplantando la identidad de otras empresas o personas. Esto puede ser en redes como Facebook, X, Instagram o aplicaciones como Whatsapp.

Así, desde estos perfiles truchos se contactan a los usuarios con promesas atractivas de descuentos, premios y regalos, o avisos de que su cuenta puede ser suspendida. 

Lo que se busca en todos estos casos es engañar al usuario para que comparta información confidencial, como los datos de tarjetas de crédito y/o débito, contraseñas, etc.

Una primera recomendación para evitar el phishing y cualquier estafa en su cuenta bancaria, es la de poner la dirección del sitio web del banco o institución directamente en el navegador de Internet y nunca acceder dando clicks a enlaces que se envían vía mail o redes sociales.

Se puede chequear que en la barra del navegador aparece el candado de color verde que indica la autenticidad del sitio.

Otra sugerencia para evitar el phishing es no confiar en mensajes o publicaciones que ofrezcan ofertas y promociones exageradas o te pidan datos confidenciales.

Otra recomendación es no acceder a las redes sociales a través de links en correos electrónicos.

Además, para evitar el phishing y otras estafas con tarjetas, no se debe responder a ningún correo electrónico donde se solicite información de tipo financiera o personal.

Los bancos nunca hacen llamadas telefónicas o contactan por correo electrónico, SMS, Whatsapp o redes sociales para solicitar contraseñas, pines, números de cuentas o de tarjetas. 

Si se recibe una comunicación por esta vía con alguna de las solicitudes mencionadas, se sugiere reportarlo al servicio al cliente de su banco.