Columna del profesor Alejandro Giménez

 

  1) El capitalismo llega al Uruguay con la ganadería científica

   Poco había cambiado la situación del campo en 1850, con relación a fines del siglo XVIII. El gran desorden del medio rural imposibilitaba una actividad productiva eficiente, por la ausencia del alambramiento y presencia de ladrones de ganado que asolaban la campaña. También era preocupación de los hacendados la ausencia de una legislación que los protegiera.

  Por esos años algo empezaba a cambiar. Al influjo de los inmigrantes, llegados luego de culminada la Guerra Grande, la actividad ganadera comenzaba a realizarse de diferente modo. La cría del ovino posibilitaba los primeros mestizajes, dejando atrás la ganadería cimarrona o salvaje.

  Las lanas uruguayas empezaban a concursar con éxito en las exposiciones europeas. Primero fue en Londres en 1862 y cinco años más tarde en París. Estos éxitos hicieron pensar que nuestro país también debía poseer sus instancias en las que los hacendados compitieran haciendo valer el fruto de su trabajo. En 1860 se realizó en Florida una pequeña muestra ganadera y agrícola, primera efectuada en el Uruguay. Era necesario dar continuidad a estos eventos. Para esto se precisaba una institución que los patrocinara.

  La Asociación Rural del Uruguay vio la luz el 3 de octubre de 1871, surgida para defender los intereses de aquellos estancieros interesados en la «modernización agropecuaria», además de la preocupación en que de una buena vez hubiera paz y orden en el medio rural, que permitiera el desarrollo. 

2) Las expos: Intentos y concreciones 

  Por iniciativa de Domingo Ordoñana y Juan Ramón Gómez, dos fundadores de la ARU, se planificó una exposición para diciembre de 1874, ante el éxito de los productos agropecuarios nacionales en la expo de Viena de 1872.

  Problemas económicos, la agitación política imperante (luchas civiles que culminarán en 1875 con el advenimiento del militarismo al poder) y una epidemia de cólera que amenazaba, impidieron concretarla.

  En julio de 1874 se planifica una exposición para agosto del ́75, en la quinta de Lapido, junto al Arroyo Seco. Otra vez problemas políticos obligan a postergarla. Las exposiciones ferias de Salto y Dolores mantienen la llama encendida en 1878. La idea seguía vigente en la mente de los dirigentes.

La primera gran Exposición Nacional se lleva a cabo el 1º de octubre de 1883 en un terreno de Emilio Ponce de León, en 18 de Julio y Magallanes- actual lugar de la sucursal «19 de junio» del Banco de la República Oriental del Uruguay, en donde se levantó un pabellón central y anexos.

  Daniel Muñoz, con el seudónimo de «Sansón Carrasco», que fuera el primer intendente de Montevideo en 1908, elogió el acontecimiento desde páginas del diario «La Razón»: «Como exhibición de animales de raza, la Asociación Rural tiene motivo para estar satisfecha del éxito de su útil iniciativa (…)».

  La actividad agropecuaria ya estaba experimentando cambios como la subdivisión de la propiedad rural y la diversificación de la producción. En 1875 había sido promulgado el Código Rural- reformado en 1879 -y se había avanzado en la exterminación del matrerismo rural. 

  En la Estación de Tranvías de la Unión (8 de Octubre y 20 de Febrero) se realizó la segunda Exposición Nacional, en los últimos días de 1885 y  primeros del ´86.  

  La tercera edición se vio postergada en 1889 y 91 por «el estado del erario Nacional», como dijera la revista de la ARU de marzo de 1895.  Se haría en ese año, constituyendo la mejor hasta entonces. El Gobierno Nacional patrocinó la esa exposición, otorgando $5000 para su realización. En la actual ubicación del Palacio Municipal, 924 expositores se dieron cita en las más diversas áreas. Compitieron nada menos que 746 animales, y en lo que se refiere al material agrícola. se destacaron firmas como Juan Shaw, Ernesto Quincke, Potenze y Sosa Díaz. Miguel Lanús, entre otras.

  Paralelamente, conciertos y distracciones acompañaron el evento, que por la noche contó con una iluminación de 24000 bujías, todo un alarde técnico para el una década antes inaugurado servicio de energía eléctrica.

  Esta exposición tuvo una gran repercusión en el interior, sucediéndose muestras en Salto, Paysandú, Minas y Mercedes, todas con intervención de la ARU. Las guerras civiles de 1897 y 1904 detuvieron los certámenes, que se reanudaron en 1906 y fueron anuales desde 1908. 

  3) Las instalaciones del Prado

  Precisamente es en 1908 que la gremial pide al gobierno del doctor Claudio Williman que «en un lugar conveniente se levantaran construcciones necesarias para poder efectuar exposiciones todos los años en la capital, pues la carencia de un local apropiado para tales fines obstaculizaba la realización de esas fiestas del trabajo, que tanta influencia ejercen en los métodos de producción y en la enseñanza de los elementos rurales del país».

  La ley que crea el campo de exposiciones en Montevideo se promulga el 14 de mayo de 1909, comenzándose la construcción casualmente en el mismo lugar en que don José de Buschental estableciera la primera cabaña del país- su «Quinta del Buen Retiro» -a mediados del siglo XIX. Banquero de la Confederación Argentina, nacido en Estrasburgo en 1802, Alsacia, hoy Francia, Buschental instaló su casa en donde está el Liceo Militar y el molino en el terreno del actual cuartel de Radio Patrulla. Durante la obra, las exposiciones se desarrollaron en Salto y Paysandú. Una ley de 1912 estableció que el campo de exposiciones del Prado es  municipal, «pero el uso y administración pertenecen o son dados a la ARU».

  El 25 de agosto de 1913 se inauguraron los pabellones y demás instalaciones de la Rural del Prado, obra del arquitecto español Cayetano Buigas i Monravá y de sus colegas uruguayos Felisberto Gómez Ferrer y Juan María Aubriot. Tiene una marcada influencia del modernismo catalán, los tres pabellones en forma de abanico fueron diseñados por Buigas, que era de ese origen,  realizándose además caminería, ruedo y balanza.

  «Fueron en su tiempo uno de los mejores locales en su género de Sudamérica». al decir del historiador Alfredo Castellanos. Las instalaciones del Prado se visten de fiesta para albergar desde 1913 una nueva Exposición Rural. Sitio de exhibición y confrontación de calidad ganadera, y abundante muestra agro-industrial, sus orígenes, a 111 años de su bautismo, siguen siendo un punto destacado de la historia y geografía montevideanas.