Alejandra Genta y Florencia Cremonese son amigas y creadoras del podcast «Hijos del sistema», pero tienen más que eso en común, ambas son madres adoptantes y comparten el amor por sus hijos atravesados por una realidad compleja y solitaria.

Florencia es además periodista y como amante de los podcast decidió llevar esta iniciativa de «contar historias» y para ellos escribió a Alejandra para saber si contaba con su apoyo.

«A mi juego me llamaste», le respondió enseguida Alejandra, quien además como mamá adoptante de un adolescente mientras pensaba en como llevar a tierra la idea que le planteaba Florencia, por su cabeza pasaban posibles salidas laborales para otro menos cercano a cumplir 18 (amigo de su hijo) que sino encontraba un trabajo rapido, al cumplir la mayoría de edad, pasaría a vivir en un refugio del Mides.

«La idea surgió de hecho de mi pareja. Dejé el periodismo praticamente cuando integré a mis hijos (…) hacía 3 años que los estaba esperando», contó Florencia que explicó que adoptar siempre fue «su plan A». «Tenia 25 cuando me adopté para adoptar y a unos dias de cumplir 29 integre a mis dos bebes de  3 y 16 meses», explicó.

Florencia reconoció que el título «Hijos del sistema», es un «titulo violento», pero aseguró que lo que busca «es «provocar. «Son niños que están siendo criados por el sistema, por empleados que muchas veces hacen bien su trabajo y otras no tanto. Y están ahí, porque es su trabajo, porque los amen o sean sus familias y quieran estar con ellos. Aunque muchas veces si los aman y les dan cariño», sostuvo.

Explicó que ante la imposibilidad de acceder a los testimonios de los niños más pequeños (que aún están institucionalizados) tuvieron que ir por aquellos adolescentes que ya salieron del sistema y estaban dispuestos a contar sus historias.

Por su parte, Alejandra que optó por adoptar adolescentes, contó lo diferente que es su realidad. «Lo que nos pasó con Florencia es que nosotros nos quedamos mirando para adentro del hogar». Explicó que su decisión estuvo ligada a que nunca se vio «conectada» a la materinidad con bebés. «Me costaba mucho decirlo». Además indicó que si bien siempre tuvo la idea, no fue hasta que cumplió los 45 años que tomó finalmente la decisión. «Uno tiene que pensar en eso también, con 45 años no podía pensar en un bebé», manifestó.

Alejandra contó que en el caso de los adolescente «han sufrido tantos rechazos» que les cuesta mucho creer y tienen miedo. «No pueden creer que alguien los quiera en serio y que no los va a abandonar», explicó.

Ambas se refirieron además a «los estigmas» que sufren los menores institucionalizados, la dificultad de acceder al mercado de trabajo, a los riegos de que aparezcan sus familias biológicas, a la necesidad de una identidad y la importancia de crecer dentro de una familia.

Florencia compartió cifras que hablan de la realidad que atraviesan estos menores, «traje unos números que a mi me mueven mucho, dijo y agregó «en Uruguay somos el primer país de América Latina en internación de menores en función de la cantidad de habitantes. El promedio latinoamericano es de 86 cada 100 mil. En Uruguay tenemos 324 cada 100 mil. Casi 4 veces más. O sea, la internación, la institucionalizción es muy alta», sostuvo.