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La situación de la Caja de Profesionales es crítica, el dinero para pagar las pasividades se agota y en la solución van a estar involucrados los profesionales y probablemente toda la población. ¿Cómo es esto? En este Que alguien lo explique, vamos a hablar de la Caja de Profesionales: un problema que afectará a todos los bolsillos.

¿Cuál es la situación que arrastra la Caja de Jubilaciones y Pensiones de Profesionales Universitarios?

La Caja de Profesionales lleva cinco años consecutivos de déficit. Es decir, los ingresos que tiene no le alcanzan para cubrir las prestaciones que tiene que pagar. Se estima que en 2024 el déficit de la Caja de Profesionales fue de unos 60 millones de dólares y si no se hace nada alcanzaría a 100 millones de dólares entre 2026 y 2027.
Ahora, la situación es de urgencia porque la Caja de Profesionales agotaría sus reservas en los próximos meses y empezaría a tener problemas para hacer frente al pago de jubilaciones y pensiones.

Por eso, para el nuevo gobierno la situación de la Caja de Profesionales es prioritaria, según lo manifestó el ministro de Economía y Finanzas, Gabriel Oddone.

Oddone también señaló que «el Estado va a ser parte de la solución” pero no va a ser “un salvataje” de la Caja Profesional. «Como representante del Estado quiero poner la menor cantidad de dinero posible porque ese dinero que tengo que poner allí no lo puedo afectar a otras prioridades que son muy importantes para el país», manifestó el jerarca.

Esto se trata de una cuestión de dinero. ¿Por qué la Caja de Profesionales tiene un déficit? La Caja, al igual que el régimen del BPS, es un sistema se solidaridad intergeneracional o de reparto. Esto significa que los actuales trabajadores financian a los pasivos.

Por eso es importante que haya bastantes más trabajadores que pasivos. Para poner un ejemplo, en el BPS el aporte personal de los trabajadores más el patronal es de 22,5%. Es decir, de cada 100 pesos se aportan 22,50.
Ahora, pensemos que al jubilarse, esa persona va a cobrar cerca del 50% de su salario como jubilación como mínimo.
Así que de pique, se necesita el doble de trabajadores por jubilado, en este ejemplo.

En la Caja de Profesionales esa relación es superior. Hay 3,1 activos por cada pasivo.

Pero, hay que tener en cuenta algo: la Caja de Profesionales tiene diez categorías de sueldos fictos (es decir, no los reales como en el BPS) y el aporte es de 18,5%.

Cada tres años se sube de categoría, pero se puede pedir quedar indefinidamente en la segunda categoría.
Por tanto, la mayor parte de los profesionales están en las dos primeras categorías de fictos, es decir en las que menos se aporta.

Al mismo tiempo, para un profesional que aportó 30 años y se jubila a los 60 años de edad, el mínimo requerido, va a recibir como jubilación el 50% del sueldo básico jubilatorio.

Ahora, a medida que pospone la edad de retiro, esa jubilación recibe bonificaciones por cada año de edad y aporte extra. Por tanto, la jubilación máxima se puede alcanzar al retirarse a los 70 años de edad y habiendo aportado al menos 35 años. Allí se recibe el 82,5% del sueldo básico jubilatorio. Entonces, hay un problema de la relación entre aportes y la jubilación que se percibe.

Pero los aportes no son la única fuente de financiamiento de la Caja de Profesionales. Los timbres profesionales son otra fuente de ingresos, estos se pagan por ejemplo cuando un abogado presenta un escrito o en cada receta médica. Es decir, en algún punto los pagamos todos, estemos en la Caja de Profesionales o no.

Aún con todo eso, a la Caja no le da para pagar las pasividades que tiene.

La situación es clara, cada vez hay más pasivos, la expectativa de vida crece y por tanto hay que pagar jubilaciones por más tiempo y los aportantes se quedan en las franjas de menores aportes.

Así, la Caja de Profesionales necesita cada vez más activos para financiar las jubilaciones.

¿Cuál es la solución que plantean algunos directores de la Caja de Profesionales?

Por un lado aumentar la base de aportantes incorporando a los profesionales en relación de dependencia –que están afiliados a la Caja, pero no aportan ni tampoco pueden jubilarse por la misma- y también incorporando otras profesiones.

Por otro lado, con un incremento de aportes a los activos.

A eso se suma que lo recaudado por el Impuesto de Asistencia a la Seguridad Social (IASS) a jubilados de la Caja quede en la propia Caja.

Y por último subiendo el precio de los timbres profesionales y que además se ajusten por el Índice Medio de Salarios en vez de por el Índice de Precios del Consumo.

Esto último implicaría que todos nosotros pongamos más dinero para financiar las pasividades de la Caja de Profesionales.

¿Cuál va a ser la solución para la Caja de Profesionales? Podríamos preguntarnos si tiene sentido mantener cajas paraestatales como la de Profesionales o la Bancaria por ejemplo, cuando justamente los trabajos del futuro no sabemos cómo van a evolucionar.

Pero eso excede el propósito de esta columna. Entonces, ¿por dónde podría venir la solución?

Si uno mira experiencias previas de reformas de cajas paraestatales, como puede ser la de Caja Bancaria en 2008 o en 2023, la solución vendría por el lado de que tanto activos como pasivos aporten un poco y el Estado colabore pero sin poner dinero directamente.

A diferencia de la Caja de Profesionales, en el caso de la Caja Bancaria hay empresas que en las dos reformas tuvieron que incrementar sus aportes. También lo hicieron los trabajadores y los jubilados con aportes adicionales. Y en la última, el Estado colaboró extendiendo una garantía para que la Caja Bancaria pueda solicitar préstamos.

En la Caja de Profesionales, como decía, no hay empresas que aporten. Pero si hay ciudadanos que pagan timbres, ahora ¿quiénes son los que pagan más timbres? Los jubilados en general, que son quienes requieren más medicamentos. Aumentar los timbres significa cargarles por ejemplo a los jubilados del BPS parte de la solución para una Caja que paga mejores pasividades que el BPS, ¿es justo?

Por otro lado, ¿es justo obligar a profesionales que están en relación de dependencia que pasen a aportar a una Caja que tiene problemas?

La salida no es nada sencilla, es urgente y es parte de los dilemas que deberá resolver el gobierno de Yamandú Orsi.

Recordemos que en 2023 fracasó en el Poder Legislativo un intento de reforma que proponía aumentar el aporte hasta un máximo de 22,5% (actualmente es 18,5%), habilitar 15 categorías de aportes en vez de 10 para suavizar los saltos entre una y otra y que los profesionales no se queden en las dos más bajas, incluir un aporte pecuniario a los pasivos según franjas de jubilación. Por último se incluía una asistencia financiera del Estado durante 11 años.