En el marco de la 4ª fecha del Grupo H de Copa Libertadores, Peñarol se plantó en 2500 metros del Félix Capriles, goleó a San Antonio Bulo Bulo y dio un paso enorme a octavos de final.
Goles anotados en los últimos 20 minutos del juego por Maximiliano Silvera, por partida doble, y Lucas Hernández. Asistencias de Leo Fernández, Javier Cabrera y Guillermo De Amores, respectivamente.
El trámite tuvo un solo dueño de punta a punta y ese fue el equipo aurinegro. En la noche de Cochabamba tuvo dos rivales: la altura y la superó con gran esfuerzo físico, y la eficacia que corrigió a tiempo para ganarlo merecidamente.
El equipo boliviano no fue rival, no fue oposición jamás. Tanto fue así que el resultado pudo ser más abultado si en el arco no estaba Rodrigo Saracho. En el entretiempo se marcó que era un partido muy ganable y Diego Aguirre lo entendió de la misma manera. Era cuestión de afinar la puntería.
El equipo funcionó en colectivo ganando el mediocampo y la actitud fue la correcta, de ir a buscarlo sin hacer lo curas. Varios puntos altos: Maxi Silvera se pareció al del 2024, Leo Fernández regaló pincelazos de su jerarquía (gran asistencia).
Ignacio Sosa y Pedro Milans se comieron la cancha. Los jóvenes Nahuel Herrera y Leandro Umpiérrez cada vez más firmes. Ingresaron bien Lucas Hernández y Javier Cabrera, que regresó tras una lesión.
Es una realidad que Peñarol cayó en el grupo más accesible, sin embargo a los partidos hay que jugarlos porque siempre hay sorpresas. Ganó en Cochabamba y tuvo para hacerlo también en Liniers y Asunción. Cerrará con dos partidos en casa.
Peñarol logró ganar en Bolivia después de 36 años por Copa Libertadores y está todo dado para meterse entre los 16 mejores de América. La semana próxima el rival será Olimpia, en la última de mayo se vendrá Vélez.
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