No es la frenología, esa pseudociencia que fue muy popular a mediados del siglo XIX, pero se parece bastante. ¿Significa eso que se debe mantener el mismo escepticismo? Quizás. Lo cierto es que un estudio realizado en el Reino Unido afirma que los bebés con cabezas grandes tienen más probabilidades de ser inteligentes y tener un futuro exitoso.
La investigación, llevada a cabo por la Universidad de Edimburgo, “vincula el tamaño de la cabeza de un niño con sus logros académicos más adelante en la vida, descubriendo que cuanto más grande es la cabeza de un bebé más inteligente será”, explicó a medios británicos el profesor Ian Deary, de la Universidad de Edimburgo, líder del equipo que hizo el descubrimiento.
Para el estudio, cuyos resultados fueron publicados en la revisa especializada Journal of Molecular Psychiatry, los investigadores utilizaron los datos de 100.000 británicos almacenados por el Biobanco del Reino Unido, que ha recogido más de medio millón de muestras de personas de edades comprendidas entre los 37 y 73 años. Los participantes proporcionaron muestras de sangre, orina y saliva para el análisis, así como proporcionar información sobre sus antecedentes y estilo de vida.
La evidencia, aseguraron los especialistas, es el primer hallazgo que surge a partir del estudio que tiene como objetivo romper la relación entre la función cerebral y el ADN. “La nueva evidencia es tan precisa que que incluso se podría predecir qué tan probable es que un bebé pueda ir a la universidad en función de su ADN”, declararon.
“El primer análisis de los datos demuestra que los bebés que nacen con cabezas más grandes son significativamente más propensos a obtener un título, así como la mayor puntuación en pruebas de razonamiento verbal-numéricos”, agregaron.
“Fácilmente se observaron asociaciones significativas entre los resultados de las pruebas cognitivas y muchas partituras perfil poligénicas, incluyendo el volumen intracraneal, la circunferencia de la cabeza del bebé y la capacidad cognitiva de la niñez”, contó Deary al Time.
El estudio también identificó 17 genes “significativos” que afectan la función cerebral y repercuten en la salud mental y física. Para la investigadora Saskia Hagenaars “el estudio apoya una teoría existente que dice que aquellos con mejor salud en general son propensos a tener niveles más altos de la inteligencia”.
El tamaño medio de la cabeza del recién nacido es 36 centímetros para los varones y 35 para las niñas.
Fuente: Time, Independent y Daily Mail