Trabajar rodeado de animales no siempre es tan agradable como parece. El Centro para el Control de Enfermedades (Estados Unidos), después de realizar una encuesta a más de 10.000 veterinarios, reveló que casi de dos cada seis profesionales había considerado la posibilidad de suicidarse. Los resultados le sitúan como un grupo con el doble de riesgo que los dentistas, más del 50 por ciento de los médicos y cuatro veces más que la población general.
La investigación apunta que, uno de los principales problemas, radica en que se trata de profesionales que están expuestos a niveles de estrés y exigencia que los médicos, pero que cuentan con unaremuneración y prestigio social inferior. En este sentido, resulta más común que se presenten síntomas provenientes de la depresión y el aislamiento, una tendencia que viene propiciada por el trabajo casi individual en las clínicas privadas veterinarias.
El Centro para el Control de Enfermedades aclara que, a pesar de que los veterinarios pasan por una altísima exigencia académica y necesidad de perfeccionismo similar al de los médicos, los profesionales de la salud animal están en un mayor contacto con las técnicas más modernas de eutanasia. De esta manera, aseguran que usualmente hacen uso de estas prácticas y conocen su procedimiento y el efecto que genera sobre el cuerpo.
No es casualidad que, según los datos de un estudio de David Bartram para el Colegio de Veterinarios de Reino Unido, se revelara que el 75 por ciento de los suicidios dentro del gremio corresponden a envenenamiento con barbitúricos y ketamina, un potente anestésico muy utilizado en la profesión. A esto se suma que, la participación activa en la ayuda a finalizar la vida de animales que sufren, hacen que el protagonista pierda miedo a la muerte.