Graffitis coloridos, espontáneos o con plantillas, que van cubriendo las paredes de la ciudad con frases y dibujos.

La pandilla usa barbijo y guantes para protegerse, muchos usan lentes para mejorar la visión. Pero tienen una particularidad, todos ellos -mayoría de mujeres y algunos hombres- son adultos mayores. «Lata» significa «puede» en portugués, y de eso se trata, de sentir que uno puede, de confiar en que mientras existan ganas la vitalidad aparece, porque no hay reglas fijas a seguir. ¿Quién dijo que no se puede salir a graffitear con las amigas?

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La rebeldía juvenil que lleva a tomar las calles tiene un significado de empoderamiento para ellos. A través de cursos y workshops aprenden sobre arte urbano y van decidiendo qué paredes intervenir y con qué. Arman sus plantillas, mensajes y diseños. Bajo la guía de algunos artistas reconocidos, los murales fueron tiñendo de colores las paredes de los barrios más humildes.

El proyecto fue desarrollado por Cowork Lisboa en asociación con Wool, un Festival de Arte Urbano, y tiene como objetivos principales acercar a los adultos una forma artística generalmente asociada con los jóvenes y construir una solidaridad intergeneracional.

Actualmente, el colectivo se encuentra realizando actividades en el HUE Mural Festival de Texas, Estados Unidos.