A raíz del caso de Fernando Sieling , el marido de la actriz Marcela Kloosterboer , quien la semana pasada fue internado por un «episodio de estrés severo» y del que en un principio se dijo que había sufrido un «brote psicótico», LA NACION conversó con especialistas para tratar de entender de qué se trata este estado crítico y quiénes pueden padecerlo.
Un brote psicótico es un estado agudo de desconexión con la realidad, que tiene una duración breve, pero que en la mayoría de los casos es de una intensidad suficiente como para llamar la atención de quienes rodean a la persona que lo padece.
«Un brote psicótico puede desencadenarse por diferentes razones y numerosas enfermedades: pueden darse en la adolescencia; por consumo de drogas; por depresión aguda; epilepsia; traumatismo o tumor cerebral, o incluso por estrés», explica a LA NACION el doctor Néstor Marchant, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP).
El trastorno en su forma más común suele manifestarse con características paranoicas o fóbicas, alucinaciones, delirios, gran ansiedad y puede poner en peligro tanto la vida de quien lo padece como de su entorno cercano. Por lo que se recomienda como primera medida internar a la persona, que suele ser medicada con antipsicóticos para volver a estabilizarla.
La personalidad y sus circunstancias
«El brote psicótico se manifiesta cuando la realidad pone a la persona ante la necesidad de dar una respuesta que no puede dar, porque algo falta en la conformación de su personalidad para poder responder,» explica el doctor Alberto Álvarez, psiquiatra y psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la Asociación de Psiquiatras Argentinos(APSA).
Por esta razón suelen darse en la adolescencia, que es un momento clave en el desarrollo de la persona, cuando se enfrenta a numerosos «significantes nuevos», es decir, nuevas emociones, cambios en el cuerpo, que debe asumir y a los que el joven debe dar un nuevo significado. Pero también puede darse al momento de asumir nuevas responsabilidades laborales, o ante una situación de estrés o traumática. Distintas circunstancias que le tocan vivir a una persona pueden ayudar a disparar estas situaciones.
Álvarez sostiene que no todas las personas pueden sufrir un brote psicótico, «aunque no es necesario tener una estructura de personalidad psicótica para desarrollar un brote». Principalmente se dan en estas estructuras, pero también en las estructuras llamadas «fronterizas» en psicoanálisis, como las bipolares o maníaco-depresivas, o también en personalidades «lábiles» que ante el consumo de drogas pueden estallar en un brote. Una de las formas que están en aumento en la actualidad, según los expertos.
«Es mucho más raro que sucedan en estructuras neuróticas de personalidad, pero ante un evento muy traumático, puede llegar a desarrollarse», dice Álvarez. En estos casos son más fáciles de superar y es muy raro que vuelvan a ocurrir, según los especialistas.
Establecer las causas
Una vez estabilizado el momento agudo de la crisis, es importante realizar un diagnóstico diferencial para poder determinar a qué se debe el brote, qué estructura de personalidad tiene la persona, qué antecedentes, si ya vivió alguna experiencia similar, qué está pasando en su vida en esos momentos, o si hay antecedentes familiares, ya que también puede tratarse de una patología heredada.
Además, se realizan tests, electroencefalogramas y otras pruebas para descartar un tumor cerebral u otros problemas neurológicos.
De acuerdo a estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en nuestra región», según un informe del Ministerio de Salud.
Indicios para prevenir
Si bien el brote es un estado agudo que se desencadena abruptamente y en la mayoría de los casos es imposible anticipar, en algunos es posible identificar conductas previas que llaman la atención y pueden ayudar a prevenir el brote:
Un comportamiento desorganizado, inusual o sin sentido aparente.
Ideas extrañas, aunque en general no suelen ser compartidas.
Una elevada suspicacia: la persona tiende a preguntar por qué se hacen las cosas o directamente interpreta que se hace para fastidiarlo, por lo que contesta de forma brusca o incluso arisca.
Descuido de la apariencia, la forma de vestir, los hábitos de higiene, etc.
Aislamiento social
Ausentismo laboral o escolar
Aunque por sí solas estas actitudes no pueden ser indicador de un brote psicótico, la aparición de varias conjugadas, y en especial el contraste con las conductas habituales de la persona, debería ser tomado como un llamado de atención.
Las crisis psicóticas surgidas durante la adolescencia también son una señal de alarma que debe tenerse en cuenta y trabajar a través de algún tratamiento o terapia para prevenir futuras crisis en la edad adulta.
La crisis como oportunidad, siempre
Los especialistas coinciden en la importancia de tomar estas crisis como un indicador de que algo no está bien y poder analizar y trabajar para que no vuelva a ocurrir.
Marchant sostiene que incluir a la familia es clave para ayudar a la persona, ya que muchas veces hay situaciones de «minimización de la problemática o negación» que no ayudan a superar el problema.
Álvarez dice que «el asunto es que la persona encuentre en esta crisis una oportunidad para explorar en su vida, analizar qué le sucedió y poder desarrollar los recursos que faltaron» para responder a esas situaciones en el futuro sin volver a caer en una desconexión.
FUENTE LA NACION