El periodista de Radio Oeste Cardinal de Chapecó, estado de Santa Catarina, Rafael Henzel, brindó una conferencia de prensa en la sala Ernesto de Los Campos de la Intendencia de Montevideo, sobre la tragedia aérea que le tocó pasar en noviembre de 2016 con Chapecoense cuando el equipo viajaba a la final de la Copa Sudamericana, siendo uno de los sobrevivientes de la misma.
Desde 2013 acompañó al humilde equipo que estuvo en boca de todos, llegando de la cuarta categoría del torneo estadual a los primeros planos del continente en sólo tres años y medio. En el momento de mayor alegría, lo peor ocurrió. La alegría de un pueblo de 200.000 habitantes se desmoronó cuando 71 tripulantes, futbolistas, periodistas, personal de la empresa, perdieron la vida.
Henzel, expresó que ese día “debíamos embarcar de San Pablo a Medellín pero Lamia no cooperó en Brasil. Tuvimos que ir hasta Santa Cruz de la Sierra en la aerolínea boliviana y después partir hacia nuestro destino. Lo que acontenció solamente se explica en un milagro, no había otra explicación”.
Cuando la turbina impactó en el cerro en Antioquia, dijo que “fuimos sacados del avión y la aeronave descendió casi 300 metros. Cuando desperté por primera vez pensé que era un sueño y no era posible. Me desmayé y cinco horas después volví a despertar y supe lo que había pasado”.
El momento más duro para él, fue el rescate, “hubo una persona que me dio la oportunidad de vivir de nuevo, las que me rescataron. Imaginé que estaba bien y cuando me movieron tenía siete costillas rotas. Demoramos quince minutos en llegar al centro de rescate. Jamás pensé en la muerte, quería vivir como fuere”.
En tanto, se refirió a lo que despertó Chapecoense a partir del accidente, “la mirada estaba hacia Colombia, más allá de que nosotros no supiéramos que acontecía dentro del hospital y se manejaban muchas versiones falsas. Nunca tuve pesadillas sobre el accidente. El mundo entero hizo un homenaje magnífico y hoy en día cada partido de Chapecoense es una emoción nueva. Desde que me recuperé dije que paré 50 días para vivir 50 años más”.
Además, hizo referencia a que cuando “estábamos volando hacia Medellín comencé a sentir ruidos de aviones y llamé a la doctora. Pregunté para ella porque sentí que estaba quedando mal psicológicamente y me contestó que íbamos caminos a Medellín, que no me preocupara. Cualquier turbulencia puede llegar a despertar el instinto de cualquier persona posterior al hecho”.
No obstante, la situación que lo puso en tela de juicio, era la forma de volver, “hablé un par de veces con la psicóloga y me dijo que la única forma de volver a Brasil era en avión. Acepté el desafío y el capitán me dijo que me iba a llevar de vuelta con mi familia. Es muy impactante. Mi hijo fue el gran hombre de la familia, él sentía en su corazón que su padre estaba vivo”.
(Por Rafael Castillo)