Por Gonzalo Hernández Waller (@gonzalohzw)
Quizá porque estoy (mal) acostumbrado a la buena calidad de las producciones de Netflix, me senté frente a esta película con grandes expectativas. El panorama era prometedor: una parodia estadounidense sobre un militar que quiere “liberar” al pueblo afgano. Una crítica surgida del propio EEUU a la forma en la que el país se cree con el derecho de llevar la paz a otros países a como dé lugar, sin que nadie lo solicite e, incluso, cuando les piden que no lo hagan. Además tenía un gran elenco, encabezado por Brad Pitt (que ejerce como productor) en el rol de un enérgico general que está en parte basado en Stanley McChrystal, quien estuvo al mando de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad durante el conflicto armado en Afganistán. Que, además, estuviera basada en el libro «The Operators: The Wild & Terrifying Inside Story of America’s War in Afghanistan», del periodista Michael Hastings, quien estuvo junto al general en el 2010 cubriendo sus pasos para la revista Rolling Stones, me hacía pensar que estaba por ver una gran película. Pero llegó la decepción.
La expectativa con la que pulsé “play” enseguida dio paso al desconcierto. Me invadió la sensación de no saber bien qué estaba viendo. Mientras avanza en su relato, la película traza una línea confusa que deambula entre el drama bélico y la parodia. Brad Pitt hace de su personaje una caricatura. No tendría nada de malo si toda la película siguiera esa línea de sátira, pero muchas veces deja de ser una parodia y el drama se apodera de la historia. Hay comedias con momentos dramáticos que sirven para realzar la comedia. Son pinceladas que funcionan como motor de la película. No es el caso de War Machine, que peca de indecisa. Por momentos es una cosa y por momentos otra, y no hay nada que una esas partes. La premisa es clara: evidenciar “los delirios de grandeza del alto estamento militar y su desconexión con la realidad hasta extremos ridículos, incluso cómicos, si no fuera por sus consecuencias catastróficas”. La misma película lo dice. Pero falla diametralmente en la ejecución. Cuando pasa algo divertido, que nos hace pensar que podemos reírnos, enseguida el drama que vive algún personaje o el propio pueblo afgano nos cortan la risa. Lo mismo se da al revés: cuando empezamos a sentirnos tristes, hay algo que nos hace reír, ya sea una situación o la intervención de alguno de sus personajes.
La tropa que acompaña fielmente al general está formada por un grupo variopinto de personajes, aunque no tan variopinto como para identificarlos y que cada uno cumpla una función clara dentro de la historia. Hasta en eso hay confusión. Esa misma confusión se va apoderando del protagonista a medida que avanza la historia y los obstáculos se van interponiendo en su camino, impidiendo que pueda lograr su objetivo. La película muestra la ceguera estadounidense personificada en este General que, pese a recibir cuestionamientos de todas partes, sigue empecinado con su misión. Tal vez esa, además de su rumbo indeciso, es la gran falla de la película. Nos presenta todo de forma muy evidente. No hay oportunidades para que el espectador pueda hacer sus propias conjeturas. No se nos estimula. El relato es muy chato y simple, dejándonos solo la posibilidad del entretenimiento, que es difícil de alcanzar entre tanto desconcierto. Esta vez a Netflix le salió el tiro por la culata.
Ficha Técnica:
Título original: War Machine
Año: 2017
Duración: 122 min.
País: Estados Unidos
Director: David Michôd
Guion: David Michôd (Novela: Michael Hastings)
Música: Nick Cave, Warren Ellis
Fotografía: Dariusz Wolski
Reparto: Brad Pitt, Tilda Swinton, Topher Grace, Will Poulter, Anthony Michael Hall, Emory Cohen, Ben Kingsley, John Magaro, Alan Ruck, Scoot McNairy, Keith Stanfield, Josh Stewart, Meg Tilly, RJ Cyler, Griffin Dunne, Hopper Penn
Productora: Plan B Entertainment; Distribuida por Netflix
Género: Drama. Comedia | Guerra de Afganistán. Sátira
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