«¿Me regalás una hora?» es un grupo de profesionales que surgió hace 3 años. Mientras se sirve la comida, ellos abren una pieza en el fondo de la parroquia que funciona como consultorio ambulante.

Mariano Masciocchi creó junto con otros médicos: «¿Me regalás una hora?», un proyecto solidario que tiene como objetivo regalar atención para ayudar a quienes más lo necesitan. «Todavía podemos hacer la diferencia», afirman. Están en la parroquia San Expedito donde todas las semanas, mientras se sirve la comida, ellos abren una piecita en el fondo de la iglesia que funciona como consultorio ambulante. Allí atienden a cientos de personas que viven en la calle y que encuentran en ese rato que pasan con los médicos no solo asistencia médica sino, contención.

«Empezamos en la parroquia San Carlos y ahora estamos también en San Expedito en Balvanera y en Sagrado Corazón e Barracas. Atendemos todos los sábados de 9 a 13, antes de la hora del almuerzo. Brindamos atención médica y psicológica. Damos lo que sabemos hacer», explica Masciocchi.

Junto a los médicos y los voluntarios está el padre Walter que es quien funciona como soporte espiritual. «Si uno camina por la calle, se encuentra siempre con gente sola, angustiada, que necesita una mano», dice. Todos los fines de semana almuerzan más de 250 personas en el comedor. Además, hacen colectas para vestir y curar a quiénes lo necesitan.

Si bien ellos son profesionales y trabajan hace años tratando con pacientes, reconocen que es muy movilizante y no apto para todos. «Tratamos de hacer lo que se puede en las condiciones dadas», cuenta Karem Aráoz, médica clínica. Ella no quiere hablar de discriminación, pero sí reconoce que muchas veces las personas en situación de calle no se acercan a los centros médicos porque se sienten excluídos, fuera del sistema.

Justamente, ¿Me regalás una hora? trata de incluir, de hacer formar parte, indica Claudia Issa, médica nutricionista. «Recibimos mucho afecto de los pacientes. Me esperan cada jueves que voy a atenderlos. Ver el progreso es impagable. Me enamoré de esto: ayudar a quien lo necesitaba».

La invitación a sumarse está abierta para todo el que desee brindar su tiempo. «Necesitamos que vengan y nos den una mano, que puedan charlar con quienes lo necesita. No queremos que dones plata con tu tarjeta de crédito, queremos que la gente ayude cocinando, ordenando ropa o charlando con las personas», finaliza Masciocchi.