Un iceberg de unos 5.800 kilómetros cuadrados, el más grande de la historia, se desprendió del segmento Larsen C de la Antártica, informaron este miércoles los científicos del «Proyecto Midas» que han vigilado su evolución.

En un comunicado, los expertos en estudios antárticos de la universidad galesa de Swansea, en el Reino Unido, indicaron que el desprendimiento se produjo entre el 10 y el 12 de julio, cuando el iceberg se separó del segmento Larsen C del continente blanco.

El iceberg, que se espera sea denominado A68, pesa más de un billón de toneladas, según Midas, que ha precisado que la rotura fue detectada por el instrumento satelital Aqua MODIS de la NASA.

Con sus 5.800 kilómetros cuadrados, el iceberg equivale a nueve veces la superficie de la ciudad de Santiago y es un poco más pequeño que la isla de Chiloé.

La organización no gubernamental Greenpeace advirtió sobre el desprendimiento de un gigantesco iceberg desde la Antártida, y llamó a cumplir el Acuerdo de París para reducir los efectos del cambio climático.

La coordinadora de Océanos de Greenpeace Chile, Estefanía González, dijo en un comunicado que no están claras las causas exactas del desprendimiento, pero que en este proceso no se pueden descartar los efectos globales que está generando el cambio climático. “De hecho, lo que sucede en el Continente Blanco suele ser visto como una alerta previa o ‘termómetro’ respecto del impacto que está generando en el planeta el aumento de la temperatura”, acotó la experta.

Los científicos descubrieron hace un tiempo la presencia de una extensa grieta, de unos 200 kilómetros de largo, en la zona Larsen C, en el norte de la Antártida, que se mantuvo relativamente estable por un tiempo pero se acrecentó en los últimos meses.

Greenpeace indicó que “lo que comenzó como una grieta más en la zona conocida como Larsen C se ha ido convirtiendo con el paso de los meses en un quiebre cada vez más profundo y extenso”. Advirtió que este fenómeno “terminará por convertirse en uno de los desprendimientos más gigantescos de los que se tenga registro en el Continente Blanco”, con una superficie de unos cinco mil kilómetros cuadrados.

Según estimaciones de Greenpeace, “si esa enorme masa de hielo se hundiera completamente en el mar, las aguas del planeta se elevarían unos diez centímetros, lo que generaría consecuencias devastadoras en amplias zonas urbanas ubicadas en áreas costeras bajas”. González comentó que “las consecuencias de este enorme desprendimiento están por verse, pero lo claro es que dejará a la Antártida en una situación de mayor vulnerabilidad respecto de futuras rupturas”.

De acuerdo con el reporte de la ONG, la grieta “ahora se ha ido inclinando de manera progresiva hacia el mar, por lo que los científicos advierten que su colapso se acelerará”, y generará uno de los diez icebergs más grandes que se han registrado. La experta aseveró que “lo que está sucediendo en la Antártida es una nueva voz de alerta para profundizar y cumplir los términos del Acuerdo de París contra el Cambio Climático”, pacto del que recientemente se retiró Estados Unidos.

Radares. La grieta en la plataforma Larsen C de la península antártica fue detectada hace cuatro años, pero en los últimos meses ha ido creciendo de forma acelerada. Los radares de visión diurna y nocturna de los satélites Sentinel-1, del programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea (ESA), están facilitando imágenes de gran precisión sobre la evolución de este fenómeno.

La ESA difundió en febrero diversas fotografías y animaciones gráficas en las que se observaba que la grieta se había ampliado unos 60 km durante 2016 y 20 km más en enero de este año.

Cuando el iceberg se separe definitivamente de la barrera de hielo, será uno de los mayores jamás registrados, aunque es difícil pronosticar cuándo sucederá. “Las barreras colindantes, Larsen A y Larsen B, experimentaron un proceso similar, con partos espectaculares en 1995 y 2002, respectivamente”, indica la agencia europea.

 

(Imagen: Greenpeace)