Con un buen marco de público, se llevó a cabo la cuarta etapa en el Teatro de Verano.

Foto: Leo Carnicelli

La noche comenzó con la actuación de la murga Abran Cancha, que llegó desde Cerro Largo para presentar su espectáculo «Ambulantes» en busca de un lugar en el próximo carnaval montevideano.

El conjunto de la ciudad de Melo mostró 20 minutos cargados de crítica que tocan distintos temas de actualidad uruguaya, pero también se reservan un buen espacio para plantear sus quejas sobre los tópicos relacionados con su departamento y su gente.

Al bajar entre la platea que de a poco se nutría de público, la emoción reinaba en las caras de los murguistas y de quienes los recibían abajo para abrazarlos con la sensación del objetivo cumplido de haber dejado todo arriba de las tablas.

A segunda hora se presentó la Comparsa Integración y su «Vale la pena estar vivo candombe candombear» con Jorge González como actor principal a cargo de llevar el hilo conductor del espectáculo entre los diferentes cuadros que se ofrecieron.

El espectáculo recorre distintos lugares, habla de amor y, entre otras cosas, busca homenajear a las distintas figuras históricas de la categoría de agrupaciones de negros y lubolos con el desempeño de la vedette Florencia Gularte que se robó todos los aplausos de la platea al ritmo de la cuerda de tambores acompañada del cuerpo de baile.

La murga La Doloreña subió a las 22:30 a hacer su pasaje por la prueba de admisión por primera vez con el espectáculo titulado «Éxodos», que plantea la llegada de un mesías que guiará a los componentes a que decidan correctamente cuál es el camino a seguir.

Dentro de las vicisitudes que se le presentan a los guiados por el mesías, aparecen innumerables situaciones de humor que mezclan fantasía con realidad y aprovechan para interpelar algunos de los temas más resonantes de la actualidad nacional.

El penúltimo conjunto de la noche humoristas Zapping, que abrió la actuación con un monólogo autocrítico de su director responsable, Waldemar Melcón, sobre sus anteriores intentos de entrar al carnaval.

La humorada que mostraron trata de la muerte de uno de cinco amigos que tenía el cupón ganador del sorteo del Cinco de oro, pero no había dicho dónde estaba guardado. Es entonces que el grupo busca a un medium que se comunique con el fallecido para lograr ubicar el billete y se generan distintas situaciones de humor alentadas y celebradas desde abajo por una hinchada que se hizo sentir en todo momento.

«El Ministerio de Momo» de la murga La Bohemia llegó a última hora para dar el broche de oro a la cuarta noche de la prueba de admisión.

Desde que se abrió el telón hasta que el conjunto llegó al pedregullo, se respiró aire de emoción y nostalgia por ver a un título y componentes históricos como el director escénico Juan Ángel «Peladito» Díaz, de los últimos de la vieja escuela, y Luis «Sapito» Laforia, que volvió al país luego de pasar un largo tiempo en el exterior y se lo vio feliz y extasiado durante los 20 minutos arriba del Ramón Collazo que, además, compartió con su hijo Damián.

No es común que las murgas canten su retirada completa en la prueba de admisión, sino que se van con la bajada de ese año o de alguno anterior. Pero, en el caso de La Bohemia tenía una explicación y una tremenda sorpresa guardada.

La despedida, que se cantó con mucha fuerza y emoción, arrancó dirigida por Julián Rügnitz y sin el Peladito Díaz presente hasta que, antes de arrancar la bajada y a modo de homenaje a uno de los últimos bastiones de la vieja murga, apareció, tomó el control del coro con su varita, y disfrutó de ver a toda la platea que lo aplaudió parado durante el tiempo que restaba de actuación.