El ex presidente les planteó a Lacalle Pou y la Larrañaga la necesidad de acordar para que la oposición tenga chance de derrotar al FA.

Una semillita. Eso es lo que, según dijo, Julio María Sanguinetti fue a intentar sembrar al segundo piso del Palacio Legislativo.

El ex presidente llegó poco antes de las cinco de la tarde y se dirigió directamente al despacho del senador nacionalista Luis Lacalle Pou. Apenas entró y desde la oficina vecina, se sumó Jorge Larrañaga.

Se trató de un encuentro pedido de antemano por el ex mandatario, a los efectos de expresarles a los dos líderes nacionalistas una apreciación particular.

«Vengo como simple ciudadano, como batllista preocupado», aclaró más de una vez. Su planteo fue concreto: que, a la vez que se le hace oposición al Frente Amplio, se debe empezar a construir una alternativa de cambio.

«La semilla de un eventual gobierno que represente lo que hoy se hace ante el Frente Amplio, y que además represente una perspectiva de esperanza», fue la propuesta del ex presidente colorado.

Sanguinetti explicó su postura. «Podemos estar abroquelados al pie de las diferencias, o podemos construir al pie de las coincidencias», sostuvo.

Y, en su opinión, los partidos tradicionales tienen más de estas últimas.

Entre otros aspectos, mencionó la visión sobre la democracia, la política internacional, una visión diferente de la seguridad que la que hoy se aplica, la creencia en una economía exportadora de mayor libre comercio y apertura al mundo.

«Creo que todo esto amerita la posibilidad de que los partidos vayan acordando caminos para ofrecerle al país la alternativa de cambio que necesita», afirmó.

Sanguinetti reiteró al respecto su visión que los gobiernos del Frente Amplio se caracterizaron por dos aspectos: un mayor crecimiento económico pero también el inicio y la profundización de la decadencia social.

El ex mandatario, que recientemente aceptó volver a la política activa para tratar de reagrupar a todos los sectores batllistas del Partido Colorado, reiteró que su acción de este lunes es estrictamente a título personal.

«Estoy tratando de generar una corriente que permite que la opinión pública mire a la oposición como una alternativa», dijo. La intención, sostuvo, es que se vayan construyendo acuerdos sobre puntos esenciales.

Consultado, el ex mandatario negó que su intención es que los partidos fundacionales comparezcan aliados a la elecciones. «Cada uno tiene su identidad y no se debe perder», remarcó. «Lo que digo es que, frente a una alternativa de cambio, no se puede ignorar la fuerza que tiene el Partido Nacional».

Una reunión más notoria

La propuesta de Sanguinetti fue leída en forma diferente por los dos líderes nacionalistas. «Me parece muy importante buscar caminos que pasen por los entendimientos programáticos que el país precisa», dijo Larrañaga.

El conductor de Alianza Nacional recordó en ese sentido la «Agenda para el Progreso» que él mismo había elevado a todas las fuerzas política de oposición en busca de un acuerdo. «En esa línea fue esta conversación, que espero que continúe», afirmó.

En cambio, Lacalle Pou optó por bajarle en algo el perfil a la reunión. «No es nada extraordinario. Hemos tenido muchas reuniones con muchos sectores, solo que esta es un poco más notoria», dijo.

El líder de Todos reconoció matices entre los tres participantes del encuentro. «Siempre es bueno escuchar la voz de la experiencia. Quien se crea que el proceso que viene es cambiar una mitad por la otra, le está errando al bizcochazo», afirmó.

Lacalle Pou afirmo que es muy díficil que blancos y colorados puedan concurrir a las elecciones con un programa en común, aunque sostuvo que sí deberían existir acuerdos en los ejes fundamentales.

La reforma y el mecanismo

«No lo he pensando aún. Es una buena intención y es la expresión de lo que el país está reclamando. Quiere, por todos los caminos, soluciones en materia de seguridad», dijo Sanguinetti sobre la propuesta de reforma constitucional que encabeza Larrañaga.

El líder de Alianza Nacional lanzó este fin de semana una campaña de recolección de firmas para aprobar, por plebiscito, una serie de iniciativas.

Entre ellas la habilitación de los allanamientos nocturnos, la pena de prisión permanente revisable, y que los militares puedan dedicarse a tareas de seguridad interna.

«Algunos aspectos pueden ser discutibles, pero el hecho de que la gente firme está diciendo que quiere que haya un cambio», sostuvo Sanguinetti.

Lacalle Pou, por su parte, reafirmó que todos en la reunión coincidieron en que las políticas de seguridad del Frente Amplio han fracasado.

Consultado, negó estar en contra de la reforma propuesta por Larrañaga. «Simplemente, insisto en que no es el mejor mecanismo,» dijo, remarcando que no convocará a firmar. «Sí me parece una mecanismo de presión válido», agregó.

«Para cambiar la seguridad, hay que cambiar al gobierno», concluyó.

(Fuente: Ecos.la)