En su decisión, el juez Vicente de Paula Ataíde Junior subrayó que la legislación brasileña prevé el derecho de que encarcelados dejen la prisión solamente en casos relativos a la muerte o enfermedades graves de familiares.

La defensa de Lula, quien cumple una condena de 12 años por corrupción, entró con un pedido para que el ex presidente pudiera comparecer el miércoles al entierro de su «amigo íntimo«, pero el magistrado consideró que, pese a los estrechos lazos entre ambos, «no está caracterizado el grado de parentesco entre (Lula) y el fallecido«.

Sigmaringa Seixas, ex abogado y fallecido a los 74 años a raíz de una leucemia, se convirtió en uno de los principales consejeros de Lula en cuestiones judiciales y, desde finales de la década de 1990, los dos cosecharon una cercana amistad.

Seixas fue uno de los tres negociadores que pactaron los términos de la entrega de Lula a las autoridades después de que el juez Sergio Moro decretara su prisión y, tras su encarcelamiento, el abogado fue un visitante habitual del ex mandatario en las instalaciones de la sede de la Policía Federal de Curitiba, capital regional del estado de Paraná.

Nacido en Niteroi, en Río de Janeiro, Seixas se consagró como uno de los principales defensores de la democracia brasileña y, en la década de 1970, actuó como abogado de presos políticos y estudiantes detenidos por la dictadura militar (1964-1985).

Más tarde, en los primeros años de la década de 1980, participó en la creación del Comité Brasileño de Amnistía y fue elegido en diferentes ocasiones diputado federal.