En la columna de Semiótica con el Lic. Richard Danta, «El Sentido de lo Cotidiano” presentó «Intrusos en la tarde» tras el episodio mediático con el Gucci.
Seguramente Martínez no imaginaba que al aceptar la entrada de El Gucci al FA se iba a terminar metiendo en una guerra mediática a través de las redes sociales. De forma rápida y sin respiro se sumaron Fabiana Goyeneche, Christian Di Candia, Jorge Pozzi y Carolina Cosse, en unas idas y vueltas muy semejantes a las peleas entre mediáticos argentinos.
¿Qué ocurre cuando “externos” intentan entrar en las estructuras y especialmente, en la cultura social de un grupo con reglas de relacionamiento tan estrictas y formales como la clase política? ¿La responsabilidad final está en El Gucci, que no supo entender las lógicas del relacionamiento entre políticos, ni su sensibilidad a la reputación social? ¿O está en Martínez, que no supo entender que la “extranjería” de El Gucci podía ser un problema si no el cantante no era debidamente arropado por la fuerza política? ¿Fue un error de cálculo o falta de inducción a las reglas del juego político, que contra toda apariencia, ha definido muy bien qué se puede hacer (y decir) y qué no?
“El Gucci es un extranjero de la política. Se maneja muy bien en la comunicación mediática, pero no es la forma de la política. Viene con la percepción de la comunicación mediática de la música. Son mediáticos, se mueven en redes. Tiene una dimensión mediática. Si aspira integrar lo político extrapola eso. La popularidad se traspasa a votos”.
“Si un jugador de futbol, que tiene imagen de bueno y tranquilo, se mete en política, sucederá algo similar. La popularidad no es confianza política, no se traduce en más votos. Votantes flotantes: son el objetivo de toda campaña política. ¿Qué tan capaces son los políticos de conquistar a la gente perdida?