De taquito a la mañana analizó el lenguaje corporal de los políticos y no políticos, de la mano de Daniel Ríos, especialista en programación neurolingüística.
Con respecto al debate entre Lacalle Pou y Daniel Martínez el próximo 1 de octubre, el especialista aclaró: “Nuestros políticos no están acostumbrados al debate y acá no hay una materia, no se enseña, entonces no esperemos ver algo como puede verse en EEUU”.
Ríos contó lo que sería bueno mirar: “En menos de un segundo cada persona te pone en una categoría amigo, enemigo, potencial pareja sexual o indiferente. El desafío para los candidatos es que si están en negativo el cerebro va a decir no te creo, este es el peor escenario”.
“Si la persona nos cae como amiga, lo que diga nos va a caer bien, las cifras van a sonar bien, porque el voto es emotivo. Usualmente la gente nos cae como indiferente y eso no es bueno para un político porque lo que la gente va a escuchar es ruido pero no va a creerle”, agregó Ríos.
“En el plano de la verdad: si la persona se muestra abierta con sus brazos abiertos a la altura de la cintura le dice a la gente, no tengo armas pero además mi torso y mi centro de gravedad están expuesto, podrías dañarme”, dijo.
“Otro gesto es el de las manos arriba, es el plano de la pasión, sube los niveles de dopamina, es para decir cosas específicas, importantes. No hay forma de detectar mentiras, Navarro dice que en el mejor de los casos tenemos un 50% de chances de que me estén ocultando algo», explicó.
“Hay que observar si la persona se pone cómoda con lo que dice o si se pone incómoda o nerviosa. El otro elemento es ver la sincronicidad entre lo que dicen y el cuerpo. las personas que dicen la verdad suelen primero expresarlo a través del cuerpo y luego de la palabra porque al cuerpo no no controlamos. Hay una reacción retiniana instintiva”, concluyó Ríos.