Este texto forma parte de los chequeos periodísticos de Verificado.uy, la coalición de medios de comunicación, academia y sociedad civil creada para combatir la desinformación.

En las redes sociales, el humor irónico tiene más probabilidades de resultar confuso: como la gracia se sustenta en sobreentendidos, quienes no conocen el contexto real pueden no entender o entender mal. Esa distorsión entre los hechos y los dichos, que es clave en el humorismo paródico y en el sarcasmo, las puede inducir a error, con o sin intención. Aunque podemos parecer tontos para los que siempre comprenden todas las formas de humor o desinformación, en Verificado procuramos a señalar lo que es falso. Sencillamente para evitar confusiones.

Los contenidos humorísticos se amplifican por las redes sociales maquillados con imágenes, videos, audios, frases, memes. Pueden, incluso, rozar lo absurdo y parecer creíbles al mismo tiempo y, para quienes no captan la broma, configuran una potente fuente de desinformación. Hay veces que, detrás de un simple chiste, se esconde una estrategia con el potencial de confundir, desorientar, entreverar y engañar a la gente.

Es que los mensajes falsos circulan de distintas maneras. Las famosas fake news –término popular e incorrecto– son solo una categoría dentro de las varias formas de desinformación que existen. First Draft, un referente internacional en el estudio de este fenómeno, distingue siete clases y una de ellas es, de hecho, la sátira o la parodia.

En lo que va de campaña electoral, en Uruguay ya ha circulado este estilo de contenido desinformativo. El 2 de agosto, por citar un ejemplo, se compartió en Twitter un video que se viralizó con la descripción: “La aduana uruguaya controlando en el puerto”. Se publicó el mismo día que se conoció la noticia sobre la incautación de 4.500 kilos de cocaína en Alemania en un barco procedente del puerto de Montevideo. Las imágenes muestran cómo un guardia de seguridad apenas pasa su mano cerca del cuerpo de las personas al momento de revisarlas.

Aunque algunos usuarios entendieron la ironía del posteo, otros creyeron que era verdadero: “Bueno, estos son los que se oponen a la reestructura y modernización de la Aduana… se entiende ahora?!”; “Es un atraso”; “Ese es el tratamiento a los sospechosos”, fueron algunos de los comentarios. La pieza superó los 13.000 Me gusta y se compartió cerca de 2.000 veces en Twitter. Y Verificado constató su falsedad: el video no se filmó en Uruguay, sino en Inglaterra, ni tampoco refiere a ningún cuerpo aduanero de ningún otro país. Se grabó en la puerta de un estadio de fútbol.

Esta publicación, particularmente, utilizó una de las técnicas más usadas a la hora de desinformar: ridiculizar, desacreditar y atenuar, según la definición que hace el Centro de Análisis de Política Europea (CEPA en sus siglas en inglés), un instituto de investigación de políticas públicas. En el video de la Aduana se marginó un hecho -que podrían ser declaraciones o personas- y se socavó a una autoridad, sin burlas o insultos de por medio, como también se podría dar el caso, según la categorización.

Otro contenido humorístico que se hizo viral fue la imagen que circuló a fines de setiembre, que vincula al Frente Amplio con personas que llevan carteles con la frase: “Sí a los chorros. La seguridad nos da miedo”. Algunas usuarios reaccionaron al contenido y creyeron ese mensaje: “Viva el fraude amplio”, “Sí a la reforma, se termina la joda para los malandros”, “CHORROS PROTEGEN A CHORROS!!!”, expresaron ciertos usuarios en Facebook. Verificado mostró que la foto había sido manipulada y, el posteo, por lo tanto, era falso.

Quienes diseñan campañas de desinformación, usualmente, tienden a enmascararse detrás del humor para evitar la censura de las redes sociales y las eventuales verificaciones. Esto puede darse en Facebook porque, a pesar de que la red social cuenta con un sistema de monitoreo para analizar la veracidad de los contenidos que circulan, no chequea los considerados sátira u opinión.

Aunque se trate de una broma o se invoque a la ironía, existe igualmente un riesgo de trasfondo que, si no se identifica a tiempo, vulnera a las personas. El humor en sí mismo exige un abordaje particular para reducir la eventual propagación de datos engañosos entre la gente. Para eso también está Verificado.

El artículo pertenece a la redacción de Verificado.uy, la primera coalición de medios de comunicación, academia y sociedad civil creada en Uruguay para afrontar el problema de la desinformación durante la campaña electoral 2019.

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