A días del balotaje, Alejandro Giménez estuvo en De taquito a la mañana acompañado del historiador Clarel de los Santos, que acaba de publicar un libro sobre cómo eran las elecciones en los albores de nuestra independencia: «Elecciones entre sables y montoneras. Uruguay, 1825-1838».
Para la investigación sobre las elecciones en Uruguay entre 1825 y 1838, De los Santos hizo un gran trabajo de investigación. “Comencé por el Archivo General de la Nación y el Archivo Jurídico”, dijo.
«En estas elecciones participaron afrodescendientes, no habían partidos. Los analfabetos también votaron, por una moción que establece que por 10 años podían votar. Se sabe que eran analfabetos porque en las actas consta que firmaron por ellos», aseguró el experto.
«En ese entonces los analfabetos eran labradores de origen indígena algunos, también propietarios», dijo.
“La ley no establecía candidatos, por lo cual se crearon intermediarios, que eran verdaderos políticos. Aparecieron listas que decían ‘voto por representante’, y la misma cantidad de suplentes”, narró.
“En 1830 hubo dos listas, una que apoyaba a Rivera y otra a Lavalleja. Además en los pliegos aparecía el nombre del votante y a quien había votado”.
¿Un dato curioso? El rol de las Iglesias en los actos electorales en Uruguay: “Las elecciones a lo largo de todo el siglo XIX se hicieron en las iglesias porque debían hacerse en un lugar público y el lugar público en esa época eran las iglesias”, contó De los Santos.