A 100 años del nacimiento de Eva Perón, en su columna de historia Alejandro Giménez contó en De taquito a la mañana sobre su novelesca vida y su relación con nuestro país.
“Eva Perón es un personaje, es una figura novelesca, hija bastarda y se complica a sus seis años cuando muere su padre y a la madre no la dejan entrar a la sala velatoria. Eso la va a marcar”, contó. “Se dice que era una actriz bastante mediocre, aunque fue buena en radioteatro”.
«Se encuentra un día con Juan Domingo Perón y hubo flechazo. Él era 24 años mayor que ella”, narró el columnista.
«Luego se va convirtiendo a través de su trabajo social: ella trabajaba con el cinturón obrero de Bs. As. ya antes de que Perón llegara al poder”, afirmó Giménez. “Sus detractores dicen que detrás de esa imagen benefactora ella manipulaba a los sindicatos”.
“La iglesia no la quería por su pasado de hija natural, sus relaciones extramatrimoniales y el peso que tenía en los sindicatos. Cuando Evita viaja a Roma, en su viaje por Europa, tiene una reunión con el Papa con el objetivo de que le otorgara el título de Marquesa Pontificia». Pero el Papa no se lo concedió, según cuenta Giménez.
“Además ella se vinculaba con la más alta sociedad, con estas mujeres que no la querían, entonces ella decide que la Sociedad de Beneficencia fuera presidida por su madre. Esta decisión no fue aceptada y la sociedad se disuelve», dijo.
«Ella viaja a Montevideo y es recibida por Luis Batlle Berres, fue cautivante, porque era una primera dama de 28 años, estaban todos embelesados con ella». En este viaje, Evita Perón logró algo sin precedentes en la historia uruguaya: contribuyó a que Luis Alberto de Herrera por un momento se reconciliara con Luis Batlle Berres, ya que eran enemigos políticos.