De taquito a la mañana recibió al ciclista Jorge Vidart, que además de su pasión por el ciclismo, forma parte de la fundación Ciclistas sin Fronteras.

“Cada vez que hacés ciclismo, te va cambiando el terreno, el clima. La que más me marcó fue una carrera en Italia, fue mi segunda experiencia y desconocíamos el clima de la montaña. Faltaban 8 kilómetros para llegar al refugio, que te pueden llevar una hora y media. Yo venía mojado, me cambié y no recuerdo más nada hasta que llegó la ambulancia, porque entré en hipotermia”, contó Vidart.

Vidart es albañil, pintor y pertenece a «Ciclistas sin Fronteras», organización que surgió durante una carrera en el desierto de Atacama. «Allí nos conectamos con un periodista que tenía la idea de crear este proyecto de donar bicicletas nuevas para las escuelas rurales», aseguró.

«Fuimos a San Javier y nos dimos cuenta que los niños no sabían ni lo que era una bicicleta, entonces llegar a una escuela rural con 9 bicicletas nuevas fue increíble», dijo el ciclista.

«Este es un proceso donde conseguimos, en total, 100 bicicletas nuevas, las entregamos a Primaria y ellos nos orientaron. Hay escuelas donde no es la mejor opción, entonces fuimos a aquellas escuelas rurales donde eran más necesarias. A muchos niños les cambió la vida y a su familia, algunos familiares debían acompañarlos y ahora ellos tienen autonomía para ir a la escuela», explicó.

«El agradecimiento es impresionante, te emociona hasta las lágrimas ver el agradecimiento de esos padres y niños», dijo Vidart.

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