Un equipo de científicos tiene la esperanza de que un herbívoro salve la humanidad.
Una reciente investigación reveló que las llamas -sí, las llamas- podrían producir un anticuerpo clave para la cura contra el covid-19, el virus que afecta al mundo entero. Winter, una llama de un laboratorio de Bélgica, podría tener en sus células un elemento clave para el tratamiento contra el coronavirus.
Las llamas generan anticuerpos que podrían combatir la infección SARS-CoV-2, el tipo de coronavirus que genera el covid-19. El estudio está en fase de laboratorio y pueden pasar mucho tiempo -meses, años- antes de que se pueda hacer alguna prueba en humanos, pero el equipo científico es «optimista» de que esto pueda ocurrir en un futuro no tan lejano.
Pero, entre todas las llamas, ¿qué hace a Winter tan especial en la lucha contra el coronavirus?
Nanocuerpos
La historia con la llama Winter (invierno, en español) comenzó en 2016, cuando solo tenía unos meses de vida.
En este entonces, científicos de la Universidad de Texas y la Universidad de Gante, en Bélgica, la escogieron para investigar al SARS-CoV-1 y al MERS-CoV, dos coronavirus de la misma familia del nuevo SARS-CoV-2.
Cuando el sistema inmune de las llamas detecta un invasor externo como un virus o una bacteria, su organismo produce un tipo de anticuerpo del tamaño de un cuarto del tipo de anticuerpos que desarrollan los humanos.
Por eso los científicos le llaman “nanocuerpos”.
Otros camélidos como las alpacas y los camellos también desarrollan nanocuerpos. También lo hacen los tiburones, pero es más fácil lidiar con una llama que con un tiburón, apunta Wrapp. El sistema inmune de los humanos no produce esos nanocuerpos.
La ventaja de los nanocuerpos es que por su tamaño se aferran más fácil a las proteínas de espiga con las que el coronavirus se adhiere a las células que ataca. En el experimento de 2016 los investigadores le inyectaron a Winter proteínas espiga de SARS-CoV-1 y de MERS-CoV y notaron que los nanocuerpos que desarrolló Winter mostraron un buen potencial de detener la infección del SARS-CoV-1.
Cuatro años después, ante el brote del nuevo coronavirus, Wrapp y su equipo realizaron nuevos experimentos para ver qué tan efectivos resultan esos nanocuerpos contra el SARS-CoV-2.
Inspirados en los nanocuerpos de Winter, Wrapp y su equipo desarrollaron un tipo de anticuerpo para enfrentarlo al SARS-CoV-2. Los resultados iniciales de sus pruebas en cultivos de células indican que el nanocuerpo puede neutralizar la proteína espiga con la que ataca el SARS-CoV-2.
«Esperamos que este anticuerpo pueda servir como un tratamiento para reducir la carga de la enfermedad y los síntomas del covid-19″, dice Wrapp.
¿Qué sigue?
Según Wrapp, no es muy común experimentar con llamas, pero el objetivo era precisamente estudiar un animal que generara una respuesta inmune distinta a la de los humanos.
Ahora que ya saben que los nanocuerpos de las llamas muestran resultados promisorios, Wrapp y su equipo se preparan para comenzar pruebas en otros animales como conejillos de indias o primates, más parecidos a los humanos.
“Si todo sale perfecto y llegamos a la etapa de hacer pruebas en humanos, podríamos tener una droga aprobada en un año”, dice Wrapp.
El proceso de pasar de una prueba de laboratorio a ensayos en humanos puede tardar varios años, pero ante la presión que pone el coronavirus, Wrepp cree que podría lograrse en tiempo récord.
“Queremos asegurarnos de que tengamos algo seguro y efectivo antes de administrarlo a humanos», dice. «Hay que ser cautelosos, hay una gran diferencia entre un tubo de ensayo en un laboratorio y la respuesta inmune en humanos».
Foto: Tim Coppens / BBC.