Nueve abandonos y tres ‘safety cars’ en el Red Bull Ring, donde Hamilton, sancionado, terminó cuarto, justo por delante de Sainz.

Valtteri Bottas, Charles Leclerc y Lando Norris. El orden del podio del GP de Austria, el primero del Mundial 2020, es la viva imagen de un insólito campeonato que promete emociones fabulosas.

El dominio de Mercedes, desde la salida, se truncó con una penalización a Lewis Hamilton, relegado a la cuarta plaza en un desenlace antológico; la frustración de Ferrari, con Sebastian Vettel en paradero desconocido, fue paliada por el extraordinario coraje de Leclerc; y la paciencia de McLaren, con un apasionante mano a mano entre Carlos Sainz y Norris, se vio recompensada con la memorable última vuelta del británico. Su vuelta rápida le valió para escalar al podio.

Una advertencia sacudió el Red Bull Ring a falta de 20 vueltas para la bandera a cuadros. «Valtteri, soy James. Quédate fuera de los pianos. Es un asunto crítico». El mensaje de alerta, palabra por palabra, llegó segundos después a los oídos de Hamilton, obligado también a cuidar del fondo plano de su W11.

Curiosa manera de amenizar este reinicio en los valles alpinos. Nueve abandonos, tres safety cars, un neumático de Kimi Raikkonen por los aires y un pulso entre los Mercedes frustrado por el aviso de su muro y la sanción de cinco segundos a Hamilton.