Las Drogas constituyen un flagelo que trasciende todos los límites: temporales, geográficos y etarios.
Siempre existieron como tal, mutando según las demandas del mercado y las «modas» de cada generación, desde la revolución del opio en épocas de antaño hasta la proliferación actual de pastillas de colores acompañadas de agua por fiestas y boliches de la ciudad.
Se adapta a todos los bolsillos, en formas y texturas diferentes pero con el mismo veneno final que seduce, atrapa y mata. Y lejos está de solamente conquistar a los jóvenes, porque tampoco le interesa la cédula de sus víctimas.
Ninguna sociedad le pudo ganar la batalla, y es por eso que en la actualidad los objetivos mundiales no apuntan a la utópica erradicación del problema, sino a la educación e información que reduzcan las ganas de correr el peligro que ellas significan.
Parte de los conocimientos que un especialista en el tema compartió en una noche de Jarana adictiva, porque también está bueno profundizar esos temas con los que convivimos y preocupan a la sociedad entera.
El Dr. Alberto Scavarelli presidió la Junta Nacional de Drogas y varias comisiones internacionales vinculadas a la temática, por lo que su trayectoria calzó a la perfección en un Oráculo apasionante, pero triste a la vez, porque en el país las drogas seguirán existiendo y el narcotráfico ganando terreno, según su visión.
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