Lugar a dudas, la columna de Antonio Ladra en Punto de Encuentro.
El domingo 27 finalmente se realizarán las elecciones departamentales en todo el país y si bien en esa instancia los partidos políticos buscaran obtener el premio mayor en cada departamento, esto es el sillón de intendente, estarán también en juego otros cargos, como las alcaldías, que elección tras elección han crecido en importancia.
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Un apunte previo es que en momentos en que el discurso de la igualdad de género se hace presente en todos los partidos, solo dos mujeres aparecen con posibilidades de sentarse en el sillón municipal. La frenteamplista Carolina Cosse en Montevideo y la nacionalista Ana Bentaberry en San José. Dos mujeres en 19 es muy poco.
Se dice que la elección departamental al estar separada de la nacional obtiene el derrame de las mieles de un gobierno recién asumido en tanto se realizaban originalmente en el mes de mayo, es decir dentro de los 100 días de gracia que en general tienen los gobiernos. En este caso, a raíz de la emergencia sanitaria las elecciones departamentales debieron ser postergadas y esa es la razón por la que se realizan en este mes de setiembre.
El manejo de la pandemia, Uruguay se ha posicionado a los ojos del mundo como un país exitoso tiene su correlato en la simpatía y el apoyo popular que obtiene el presidente y que si bien no son votos suman.
Y aunque la elección de intendentes es diferente a la de presidente y del Parlamento, está claro que los niveles de aceptación que hoy tiene Lacalle inciden, sobre todo en el interior del país. Sabiendo esto, Lacalle se ha dedicado a recorrer los departamentos donde los candidatos blancos tienen que abrirse paso ya sea contra frenteamplistas o colorados o incluso entre los propios nacionalistas. Lacalle ya visitó Salto donde el candidato blanco Carlos Albisu tiene posibilidades frente al favorito, el ex intendente frenteamplista Andrés Lima.
Ayer estuvo en Rocha donde hay un cabeza a cabeza entre los candidatos blancos: Alejo Umpiérrez, de quien se dice que es “el candidato del presidente”, José Carlos Cardoso y Martín Rodríguez de Cabildo Abierto, bajo el lema Partido Nacional frente al oficialismo del Frente Amplio. Mañana estará en Maldonado, un lugar donde los dos candidatos blancos Enrique Antia y Rodrigo Blas, éste con el explícito apoyo de Lacalle, disputan en medio de un océano de dinero la que es quizás la intendencia más apetecible de las 19 en disputa, luego de la de Montevideo.
La presencia de Lacalle en estos departamentos ha sido motivo de discusión sobre si efectivamente no está impactando en las elecciones locales. No hay acuerdo entre los especialistas. Pero una cosa es cierta: tras la reforma constitucional de 1996 cuando las elecciones quedaron separadas en el tiempo, los resultados muestran que hay sensibles diferencias en el voto. Es decir que no se trasladan mecánicamente de las nacionales a las departamentales.
El antecedente inmediato fueron las elecciones nacionales del año 2014 donde el Frente Amplio obtuvo la mayoría en 14 departamentos: Artigas, Canelones, Cerro Largo, Colonia, Florida, Maldonado, Montevideo, Paysandú, Río Negro, Rivera, Rocha, Salto, San José y Soriano, pero, luego, en las departamentales los blancos se quedaron con 12 intendencias, el partido Colorado con una jefatura departamental, en Rivera y el Frente Amplio con seis departamentos. Esto demuestra cabalmente cómo el ciudadano distingue entre una y otra elección.
Esta campaña electoral, la quinta separada de las nacionales y la tercera donde se eligen alcaldes es diferente y se da en medio de una pandemia que complica las movilizaciones y los encuentros, sumado a la frialdad popular, salvo en algunas localidades del interior del país donde hay paridad.
Como sea, los resultados no serán inocuos, pero al final se terminará de dibujar el mapa político del país donde el Frente Amplio buscará posicionarse como la oposición en todo el territorio y los blancos por mantener su supremacía en el interior del país.
Foto: Gastón Britos / FocoUY.