Por Antonio Ladra

Margaret Keenan, una mujer de 90 años, del Reino Unido fue la primera persona en el mundo en recibir la vacuna contra el Covid-19. Fue la vacuna de Pzifer y recibirá la segunda dosis dentro de 21 días.

En Uruguay el avance de la pandemia tiene a Montevideo y Rocha según los últimos datos en fase naranja y la idea de vacunarse es una posibilidad que estaría pronta para el año que viene. El gobierno prevé de manera optimista que las primeras dosis llegarán cerca de abril, aunque no especifica de qué vacuna se está hablando.

Una encuesta de la consultora Factum reveló que el 38% se vacunaría inmediatamente que haya disponibilidad de la medicina, pero el resto de los datos llaman la atención: un 20% no se vacunaría y un 41% esperaría entre tres meses a un año antes de vacunarse.

Es decir, los planes del gobierno pueden sufrir algunos contratiempos, uno puede ser el logístico, otro que todavía es que no se sabe qué vacuna será la que se distribuirá y en base a eso seguramente se verá si los ciudadanos acceden voluntariamente a ponerse la inyección.

Mientras tanto, los movimientos negacionistas del virus crecen alrededor del mundo con la banda sonora, siempre atractiva de la conspiración: “lo que mata no es el virus, es el 5G”, o “detrás está Bill Gates” o esto “es un plan de dominación para evitar estallidos sociales”, o es “una forma de implementar un nuevo autoritarismo disfrazado de nueva normalidad”, por ejemplo.

Uruguay es uno de los países de la región con más tradición de vacunación, pero hay muchos, incluso formadores de opinión que hoy desconfían del tratamiento contra la enfermedad Covid-19.

Las críticas en el caso uruguayo vienen en el general por el lado de la confiabilidad de los test PCR, al dar falsos positivos, lo que implica poner en cuarentena a muchos ciudadanos que en realidad no tienen por qué estarlo, puesto que ni estarían enfermos, ni mucho menos serían contagiosos. Esto no justificaría, dicen, la alarma ni las medidas tomadas y anunciadas.

En este punto seria dable escuchar las voces del MSP desactivado los dichos de quienes lanzan los cuestionamientos, si efectivamente esto es así. Es decir, en aras de la transparencia se debería explicar el punto más delicado y fundamental, como se llega a detectar el virus SARS-CoV-2.

Por lo pronto lo que hay es una reticencia a la vacuna que seguramente tiene que ver más bien con una desconfianza hacia los procesos que se han llevado a cabo, sobre todo de parte de la OMS que incluso ha sido un fuerte foco de críticas debido a directivas poco claras e incluso algunas contradictorias. El rol de los asintomáticos, el uso de mascarillas, la hidroxicloroquina, la manera de saludar, el contagio vía aire, y ahora la implementación de la cuarentena como medida principal para combatir el COVID-19 fueron puntos en los que autoridades y asesores de la OMS cambiaron de postura durante estos meses.

La reticencia que hay actualmente o mejor dicho la prudencia, para que no se traduzca en un rechazo generalizado a la vacuna, va a depender de muchos aspectos, pero fundamentalmente de la comunicación y la transparencia: si el medicamento tiene efectos secundarios y cuales son.

Para cuando la gente se empiece a vacunar todo debe estar claro.

Hay otro elemento a considerar y es la voluntariedad frente a la obligatoriedad. Hay normas a las cuales el gobierno puede acudir para hacer obligatoria la vacuna y se puede adoptar si hay razones suficientes y de urgencia para ello, pero lo mejor sería convencer.

Escuche la columna de Antonio Ladra en Punto de Encuentro

 

Imagen: BBC