Daura Garaza firmó que los protocolos del Ministerio de Salud Pública «se cumplieron». «Me parece perfecto que me investiguen, que venga la Interpol igual», expresó.
Murieron 15 ancianos en un residencial de Fray Bentos, en Río Negro. Tenían entre 77 y 90 años, y fue en 15 días, tras un brote de coronavirus que inició el 21 de marzo. Daura Garaza, la directora técnica del residencial, también se contagió de Covid-19 e hizo cuarentena en el lugar para poder seguir atendiendo a los pacientes. No se derivó a ninguno a un Centro de Terapia Intensiva (CTI), puesto que, argumentan, tenían reservorios de oxígeno en el lugar y la atención en la ciudad está comprometida. En entrevista con Punto de Encuentro, Garaza manifestó que la decisión de no hospitalizarlos fue «en conjunto».
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«Todos hablan de quince muertos, ¡cómo si a la doctora le importara un carajo que se hayan muerto! ¡cómo si no tuviese sentimientos! Acá no hay nadie que entró ayer y se murió hoy. No quiero que mueran tirados. Se van a morir porque tienen 96 años y se van a morir», expresó.
Aseguró que «los protocolos del Ministerio (de Salud Pública) se cumplieron». Entonces, «me parece perfecto que me investiguen, que venga la Interpol igual. Pero quiero que investiguen pero que se comprometan. Cuando uno ama, pone todo en la balanza. Yo no soy omnipotente. Pregunto. Pregunto. Pregunto. El que no sabe, que no hable», señaló.
El residencial depende de la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE) y opera desde hace 50 años en la ciudad. Los ancianos no fueron hospitalizados. «Para ellos, esa es su casa, y es como una internación domiciliaria», explicó la directora. Afirmó que ningún familiar pidió trasladar a otros departamentos a su familiar. «Creo que no», dijo, sobre si hubiese vivido uno de estos ancianos, si hubiera sido internado en un CTI.
«Si necesita terapia intensiva, acá no la podía tener. Pudieron haber necesitado cama de CTI», reconoció Garazza. «Si es una persona que tiene un estado terminal, dependiente de todo, ¿qué sentido tiene ocupar una cama?», consideró.
Además, se relaciona estrechamente con la situación de colapso de los CTI a nivel país. «Estoy de acuerdo en que uno le dé la mayor calidad de vida. A mí no me gustó para nada ver morir personas con las que viví durante cada quince años. No es fácil», contó.
Informó que hubo solo tres funcionarios trabajando mientras los pacientes cursaban la enfermedad, incluida ella. «Nadie tenía ni medio enfermero para mandarnos- Ahora todos son Maradona, pero nadie vino acá a conversar. Todos están para criticar pero nadie para hacer. Que pongan la conciencia en remojo», criticó y agregó: «Es un compromiso de la sociedad. Es muy lindo hablar, pero hay que ponerse. Nosotros nos arreglamos como pudimos, tratando de hacer todo lo posible. Cuando le pedimos ayuda a todo el mundo, no había nadie».
Consultada sobre por qué decidió quedarse en el residencial a pesar de estar enferma, Garaza expresó: «Yo amo este lugar. ¿Te pensás que voy a dejar a mis viejos tirados acá y que no los pueda atender? ¿Cuál es? Estamos todos en la misma». «Esta es mi casa, y yo vine a hacer la cuarentena en mi casa. Es mi casa, no es mi trabajo. Y ayudo a la gente como si fuesen mi tíos, mi hermanos. Para atender a los viejos, porque yo los acuesto, los levanto. La doctora ama este lugar y llora cada vez que se muere alguien», desarrolló.
¿Cómo comenzó el brote?
El 21 de marzo 24 residentes dieron positivo a Covid-19. No tenían síntomas, «pero en el correr de los días empezaron a aparecer síntomas y complicaciones», dijo la directora.
«No son residentes sanos. Durante un año estuvimos en cuarentena y no pasó nada. El día previo a la vacunación, encuentro a (dos) residentes que estaban con síntomas», explicó Garazza.
Los dos test dieron positivos y la directora se comunicó con la Dirección Departamental de Salud. «Cumplimos todas las reglas. Acá no somos magos para saber eso», refiriéndose a dónde surgió el virus.
Imagen: Presidencia