Hay momentos que marcan, desafían y merecen ser contados en «Una pausa, un café y una historia» recibimos a Graciela Barrera. El 14 de enero del 2009 se le cae el mundo a Graciela, su hijo, Alejandro estaba trabajando en la zona de Barros Blancos cuando dos delincuentes lo interceptaron para robarlo y luego lo mataron.  Graciela en ejercicio de la Presidencia de ASFAVIDE, ha sido una de las responsables de importantes logros para las víctimas de la delincuencia.

 

«Es un antes y un después de lo que pasa con Ale y hubo que asumir la vida de otra forma, era o vivir o morir porque así pienso yo que se me fueron dando las cosas, elegí vivir por mi otro hijo, por mi esposo, por mis dos nietos y porque creía que lo mejor que podía hacer por Ale era trabajar para que las personas que sufrieran lo que habíamos sufrido nosotros encontraran lo que nosotros no habíamos tenido. En ese proceso nos dimos cuenta que también teníamos que trabajar con las personas que cometen delitos»

 

«A mi me paso algo fundamental que siempre lo cuento y que quizás para otras personas no tenga sentido, en ese momento me iba más temprano de la avícola para casa y cuando llega a casa un día yo estaba llorando desesperada, no encontraba acomodo conmigo misma. Estaba lavando la ropa y cuando la voy a colgar había un picaflor, nunca había visto un picaflor tan cerquita y se poso en el alambre de colgar la ropa, yo colgué la ropa y el animalito estaba siempre ahí y lo que pensé fue ¿porqué no me ayudas? le empecé a hablar como una loca porque en esos momentos uno se pone loca. Entro y en la televisión estaban los familiares de la AMIA diciendo como habían salido adelante, ahí fue que yo reaccioné y dije bueno es por ese el camino»

 

«Empecé a tocar puertas y conocí a otras dos familias que estaban en la misma situación, que habían perdido hijos y ahí nos decidimos formar ASFAVIDE, nació golpeando puertas y desde el primer día pidiendo que lo que nosotros no tuvimos como familia, como personas y más que nada los niños que quedaban sin sus papás que tuvieran herramientas para salir adelante»

 

«Desgraciadamente ya lo conocía porque el asesino de mi hijo es una persona que vivía al lado de nuestro negocio, de la avícola. Hoy por hoy no está la condena firme todavía porque como es el código viejo demora mucho, no es igual que el nuevo código que se hace todo más rápido y eso ha llevado ha que no esté la condena firme, a pesar de que ya hace más dos años que se pudo encontrar»

 

«No he buscado nunca venganza, yo siempre dije que quería que la justicia encontrara a quien le había hecho eso a Alejandro. Quiero mirar los ojos que vio él y quizá le diga porque, cuando muchas veces a los hijitos de él yo le regalé papas fritas. Creo que uno saca las fuerzas cuando quiere hacer las cosas»

Escuchá la nota completa con Graciela Barrera aquí: