Por Antonio Ladra.
El punto de partida fue el resultado del referéndum, que resultó favorable al mantenimiento de los 135 artículos de la LUC, pero con una tan ajustada diferencia, que la oposición lo puede tomar como un muy buen escalón desde donde lanzarse al 2024 con posibilidades reales de recuperar el gobierno.
Aquella consulta sirvió, no solo para medir fuerzas a mitad de camino, sino para aceitar el aparato militante de oficialismo y oposición.
Luis Lacalle Pou salió fortalecido y es la figura más poderosa del Partido Nacional, pero no compite para el 2024.
Los nombres para sucederlo son varios: el secretario de Presidencia Álvaro Delgado, con un perfil muy alto en la primera etapa de la pandemia, para luego bajarlo.
La vicepresidenta Beatriz Argimón tiene aspiraciones claras de ser candidata y está en ese trillo, tratando, por ejemplo, de atraer a los desamparados dirigentes que conformaban el ala wilsonista con Jorge Larrañaga como líder. Otro nombre que se maneja es el de Laura Raffo, presidenta de la Departamental nacionalista, que aunque ha manifestado que sigue enfocada en Montevideo, cuenta con el aval y la simpatía del presidente. En la Torre Ejecutiva se manejó alguna vez a la ministra de Economía Azucena Arbeleche, pero no prosperó en tanto es una técnica con muy poco de política.
Puede surgir el ministro Martin Lema, pero se verá si efectivamente se presenta en estas elecciones. Es toda una incógnita. Ganas no le faltan, por lo pronto ya lidera un grupo propio, Miremos Lejos (ML), que lo respalda en la interna de la lista 404 dentro del Partido Nacional.
Finalmente, a cuenta de mayor cantidad, el que siempre está en las gateras es el senador Jorge Gandini, con su agrupación histórica Por la Patria.
Entre los colorados las dificultades son grandes, demasiadas para un partido tan achicado. La gran incógnita es si Pedro Bordaberry decide regresar, pero parece muy difícil que ello ocurra. El presidente de Antel Gabriel Gurméndez se mueve con la idea de ser precandidato, tratando de aglutinar a dirigentes de los dos sectores, Batllistas y Ciudadanos. Tampoco hay que descartar al ministro Adrián Peña.
En Cabildo Abierto no hay dudas, es un hecho que el senador Guido Manini Ríos será el candidato.
Para el Partido Independiente no hay dudas. El candidato fue y será Pablo Mieres.
Y en el partido más grande, el Frente Amplio hay dos nombres que parecen inamovibles para el 2024: la del intendente canario, Yamandú Orsi, quien no tiene la posibilidad de ser reelegido en Canelones, y la de la intendenta de Montevideo, Carolina Cosse, quien públicamente no se ha pronunciado, pero que en el FA es considerada una casi segura precandidata presidencial, la preferida, además, por el hoy oficialismo, porque creen que es más resistida por la población no frenteamplista.
El senador Mario Bergara puede ser un posible candidato y el dirigente comunista Oscar Andrade, quien ya fue precandidato en la elección anterior junto a Cosse y Bergara. También Andrés Lima, el intendente salteño.
MOVIMIENTOS
A pesar del desencuentro que hubo entre Danilo Astori y Bergara en las pasadas elecciones municipales, la relación se recompuso, aunque subsiste una diferencia no menor que quedó explicitada cuando, en el aniversario de Asamblea Uruguay, el ex ministro de Economía dijo a través de un video, que aún no es tiempo de candidaturas. Esta brecha en el área de la centroizquierda fue aprovechada por Orsi, hombre que ya cuenta con el apoyo del ex presidente José Mujica y el MPP, y que quiere atraer para su candidatura a los seguidores de Astori. Orsi hizo saber la intención de hacerle un homenaje a Astori, por la conducción económica de los tres lustros de administración frenteamplista.
Orsi busca apoyo en el centro político, una estrategia complicada porque hoy el Frente Amplio es más de izquierda. El Partido Comunista es hoy una fuerza mayoritaria en la interna y para ser candidato primero hay que pasar por la elección interna y allí el peso del PCU es, casi se diría, decisivo y Carolina Cosse lo sabe, pero nada está dicho.
Hoy Cosse tiene un acuerdo electoral con el PCU, por eso no es de descartar que al final no sea precandidata y opte por un segundo mandato al frente de la intendencia de Montevideo y deje el camino despejado para Andrade.
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