Informe: Antonio Ladra 

Fue movimiento arriesgado, sobre todo por el impacto público y mediático que iba a tener y que de hecho tiene. La Comisión en favor del SI para derogar 135 artículos de la LUC, resolvió designar al publicista y militante político, Esteban Valenti, al frente del equipo de propaganda, desplazando así al publicista argentino Leandro Raposo, radicado en España, que venía trabajando en el tema desde mediados del año pasado.

Y ocurrió lo que se sabía que iba a ocurrir, sobre todo conociendo el estilo de Esteban Valenti: la campaña soy yo. La presencia de Valenti al frente de la campaña por el Si dividió aguas y generó contradicciones por todos lados, a tal punto que se dejó de discutir el objetivo de la Comisión, esto es derogar los 135 artículos de la LUC y ahora la discusión será, por unos días más, Valenti sí, Valenti no. Esta columna es reflejo de ello, aunque pretende avanzar un poco más.

Por ahora, Valenti, que ha estado requerido en muchos medios ha debido explicar sus cambios de opinión, porque antes estaba en contra de la recolección de firmas, aunque actualmente dice que terminó firmando o antes decía que se quería convertir a la LUC en el diablo, padre de una supuesta involución democrática y del gatillo fácil y en cambio al presente enfatiza que el referéndum del 27 de marzo es una batalla cultural.

Hasta ahora esos cuestionamientos sobre lo que dijo y lo que dice ahora los ha salvado diciendo lo obvio: cambié de opinión. Para muchos eso basta, pero otros no olvidan.

La polémica sobre su designación quedó servida en la mesa porque, recordemos, Valenti y su esposa Selva Andreoli, después de varios años de militancia política en la izquierda, primero en el Partido Comunista y luego en Asamblea Uruguay con Danilo Astori, abandonaron el Frente Amplio de muy malas maneras para generar una alianza socialdemócrata con el Partido Independiente de Pablo Mieres, el sector del diputado Fernando Amado y el dirigente de raíz colorada José Pablo Franzini Batlle, que se denominó La Alternativa.

Para las últimas elecciones de octubre de 2019 aquel espacio llevaba como candidato a la presidencia a Mieres, secundado por Andreoli, pero al poco tiempo el acuerdo voló en mil pedazos cuando la designada candidata a la vicepresidencia dijo en una entrevista televisiva que en la segunda vuelta no iba a votar a Lacalle Pou. El grupo de Valenti, llamado Navegantes naufragó, quedó a la intemperie y no tuvo expresión electoral en las pasadas elecciones.

Pero ahora Valenti regresa y, como quedó dicho, su designación no fue inocua, ni para un lado ni para el otro. Su designación está bajo fuego enemigo, coalición gobernante y fuego amigo, aunque los que están en su contra, pero a favor del SI, no son tan amigos.

Desde adentro del FA, desde el sector de Sendic lo trataron de desertor y traidor. También el Partido Comunista cuestionó la designación, aunque uno de sus principales dirigentes, como lo es el actual presidente del PIT-CNT, Marcelo Abdala, la avaló.

La respuesta de Valenti, a esos cuestionamientos fue sencilla, donde otra vez aparece aquello de la campaña soy yo: “Estoy seguro de que yo no despierto unanimidades, por suerte. Si alguien se dedica 60 años a hacer política y despierta unanimidades es porque realmente no hizo nada en su vida”.

La pregunta es ¿por qué el Frente Amplio y la Comisión por el SI toma este riesgo? Cuando se planteó la iniciativa contra la LUC, esta partió principalmente del PIT CNT, del entonces presidente, Fernando Pereira, quien se prestigió a tal punto que hoy es el presidente electo del FA luego de ganar las elecciones internas de la coalición de izquierda con el 70% de los votos. Y el FA, con muchas dudas iniciales, las mismas que tuvo Valenti y que ahora se las recuerdan, se sumó a la campaña lo que le sirvió para movilizar a su militancia bastante decaída y confusa tras la derrota en las elecciones. Al final se presentaron las firmas, casi 800 mil, más que suficientes para convocar al referéndum, pero 150 mil menos de las que había conseguido el FA en la primera vuelta de las elecciones de octubre de 2019.

Se puede especular que la convocatoria a Valenti, más allá de que no convencía la campaña que se estaba dirigiendo desde el otro lado del Océano Atlántico, se hizo para captar al llamado centro político, al que no se sabe si Valenti convence o no.

Se puede pensar también aunque sus promotores y el propio Valenti lo niegan, que este referéndum es claramente una elección de medio camino y que con el resultado, si se logra el objetivo final, derogar los 135 artículos de la LUC mejor, la izquierda comienza a pavimentar un camino de ripio para acceder al gobierno nuevamente, por cuarta vez. Si esto así, entonces no importa la LUC, sino acumular para el 2024 y, de una vez por todas, borrar el trago amargo de la derrota en las pasadas elecciones.