Por Antonio Ladra
El jefe de la custodia del presidente Luis Lacalle Pou, Alejandro Astesiano, está detenido acusado de maniobras dolosas con pasaportes. El caso es lo suficientemente delicado como para que el propio Lacalle haya dado ayer una conferencia de prensa sobre el punto. Estuvo bien, dio la cara, pero obvió decir que el hombre tenia varias acusaciones, aunque es cierto que ni una línea a nivel judicial. Raro, por lo menos. Veremos que dice ahora la Justicia.
Otro tema: ayer de mañana cuando el colega Gabriel Pereyra aludió al director Nacional de Policía Diego Fernández publique un tuit recordando que fue quien hizo sacar la placa en homenaje a Julio Guarteche de la sede de Inteligencia y restituir la de Víctor Castiglioni, jefe de la inteligencia en dictadura y violador de los DDHH.
Aquella acción, realizada a espaldas del ministro Jorge Larrañaga, provocó la reacción del senador Jorge Gandini y el presidente del Directorio del Partido Nacional Pablo Iturralde, quienes, como militantes estudiantiles en la época de la dictadura, fueron reprimidos por Castiglioni. Larrañaga lo hizo dar marcha atrás, pero no lo echó.
Desde ese momento, Fernández paso a operar en las sombras a tal punto que le ha bajado notoriamente el perfil al cargo que ostenta. Hace unos días, en la presentación del libro Los Protectores del capital, hice la experiencia de preguntar a los asistentes, toda gente informada, quien es el Director Nacional de Policía y nadie supo decirlo.
Incluso en la doble interpelación a Heber-Bustillo por el caso del pasaporte entregado Sebastián Marset, Fernández no estuvo en primera fila asistiendo y apoyando al ministro. Sí lo hizo el ex director de Secretaría Luis Calabria. Toda una señal.
Per ayer, luego de la publicación hubo un tuit en respuesta por demás llamativo, su texto dice lo siguiente: “De Fernández no me sorprendería. Sería bueno que se supiera porque en el gobierno anterior fue destituido!!!!!!
La autora del tuit es una persona insospechada totalmente desde el punto de vista político. Es la viuda de Julio Guarteche, Sandra Acosta Silvestre.
¿Por qué fue destituido, preguntó? He aquí la historia: Diego Fernández estuvo a cargo de la Jefatura de Montevideo, durante el gobierno de José Mujica, hasta el año 2013, pero su gestión reformista no avanzaba de la manera que se reclamaba y se esperaba y era objeto de críticas.
Guarteche lo sostuvo todo lo que pudo, pero su compañero de tanda de oficiales de la Escuela Nacional de Policía no le respondió. Ni siquiera por un elemental agradecimiento: todos los cargos que ocupó en la orgánica policial durante la gestión de Bonomi fueron sugeridos por Guarteche, la jefatura de la Guardia Republicana en enero del 2011 y luego la jefatura de Montevideo en octubre de ese mismo año. Lo que ocurría era que Fernández no comulgaba con las ideas de Guarteche, estaba más apegado a la vieja guardia, por eso nunca asumió como propia la reforma policial.
De todos modos, estuvo al frente de la jefatura capitalina hasta abril del año 2013 cuando renunció luego de una polémica en torno a la seccional 14, que derivó en un sumario y separación del cargo de la cúpula de la comisaría de Carrasco. Esa fue la gota que desbordó el vaso, antes estuvo investigado por irregularidades en sistema 222 de la policía y Guarteche le tuvo que pedir la renuncia.
Su esposa Sandra Acosta recordó para el libro “Uruguay en la mira del narco” el dolor que le causó tomar esa decisión. “Cuando llegó a casa se le notaba en la cara el mal momento por el que estaba pasando y cuando me lo contó se puso a llorar”.
Pero la gravedad de la crisis que había alcanzado a la Policía montevideana llevó a Guarteche a tomar la decisión de hacer un cambio en la jefatura de Montevideo y no le quedó más remedio que sacar a Fernández y disponer para ese cargo la bala de plata, su viejo colega y hombre de su riñón, de extrema confianza, Mario Layera.
Escuche el informe completo del periodista Antonio Ladra en Punto de Encuentro:
Foto: FocoUy