El economista Gabriel Oddone, consideró que la reforma de la seguridad social impulsada por el gobierno “está lejos de ser una iniciativa desacertada”, pero reclamó que no se ha profundizado en el financiamiento. En entrevista con César Bianchi en 970 Universal, señaló que socio de CPA Ferrere, destacó que el proyecto “ataca” ciertos problemas del sistema previsional.

Oddone señaló que la reforma “era muy importante de hacer, era más urgente de hacer en 2019 que hoy por un conjunto de cosas que cambiaron. Nuestro sistema previsional tiene condiciones de financiamiento frágiles. Nuestro gasto en el régimen previsional es muy elevado, entorno al 10% del PIB, tiene que ser corregido”.

“Tenemos una institucionalidad del sistema previsional muy dispersa, fragmentada, con regímenes específicos de prestación definida que muchos de ellos son deficitarias. Estrictamente todas tienen sus fragilidades. Los sistemas previsionales tienen que aprovechar la economía de escala. Todo lo que contribuya para un sistema homogéneo, creo que es favorable. En ese sentido, la reforma ataca estos problemas tiene aspectos respectos a como corrige algunos elementos. En general pienso que es una buena iniciativa, que es perfectible, que tiene un capítulo que no ha sido tocado que es el financiamiento, pero habrá que tocar”, opinó.

Situación económica del país

“No estamos estancados, simplemente el país creció de forma muy vigorosa en 2021 tras la pandemia, creció de manera muy relevante en el primer semestre de 2022 y luego la economía tuvo dos contracciones trimestrales. El año pasado en términos anuales creció 5% y este año será entorno al 1%, seguirá creciendo pero de manera menor, en términos interanuales se desaceleró”.

Consultado sobre qué medidas debería tomar el gobierno, Oddone consideró que “asumiendo que el gobierno tiene como objetivo realizar la consolidación fiscal, y asumiendo que tiene como objetivo recuperar salarios, lo que va a tener que hacer es pasar por una Rendición de Cuentas, no hay espacio para aumento de gasto, y promover pautas salariales que contemplen cual es la inflación efectiva, el gobierno cree que converge al 6%, creemos que va a consolidarse en el 7%, va a estar por arriba de lo que el Banco Central prevé, pero por abajo de los últimos 10 años.

Competitividad: “Es un problema”

El Banco Central del Uruguay (BCU) “reconoce que estamos 11% caros, desviados de nuestro cambio real de equilibrio. Tenemos problemas de competitividad con la región”, apuntó Oddone.

El gobierno tenía cuatro grandes objetivos, mejorar la situación fiscal, desinflacionar la economía, mejorar la competitividad y asumió un compromiso durante su gestión que era recuperar el salario al nivel del 2019. Las cuatro cosas juntas no se van a poder cumplir. En mi opinión el gobierno va a hacer la consolidación fiscal, con una mejora fiscal de casi 2 puntos del PBI”.

“El segundo elemento que va a cumplir es que los salarios van a alcanzar el poder adquisitivo que tenían en 2019. Eso va a suponer tener que dejar por el camino dos objetivos: uno es la desinflación, ni siquiera fue un compromiso electoral, era un objetivo del BCU, nadie le va a cobrar al gobierno que la inflación esté en el mismo lugar que estaba antes de asumir”.

“El gran debe será en la competitividad”, señaló Oddone con “un gran debate que pasará por un país caro, creciendo poco, que no hizo reformas sustantivas para mejorar la productividad no van a pasar, como reforma del combustible, en el sector no transable, como el transporte”.

El economista explicó que “hay varias razones por las que somos caros: somos un país pequeño y con preferencia por la cohesión social son cosas caras”. “Hay factores estructurales del país y de preferencia de la población que lo hace caro, pero a su vez, hay funcionamientos de algunas industrias y mercados que tienen oportunidad de ser mejorados”.

“Estamos caros en dólares respecto a Argentina casi 50% en promedio. Tenemos un poco más del doble del precio de la canasta entre Salto y Concordia. A diferencia del pasado, Uruguay se ha desacoplado de Argentina y Brasil. Supone que el pequeño comerciante tiene que internalizar que esta diferencia de precios vino para quedarse un buen tiempo. Depende más de que Argentina revalúe su tipo de cambio”, sentenció.

 

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