En Sudán, el primero de los siete días pautados del cese al fuego estuvo marcado por combates y bombardeos. El conflicto no cesa y la ONU solicitó un paso seguro de asistencia humanitaria después de que seis camiones de la organización fueran saqueados. 

Pese al acuerdo del cese de hostilidades gracias a la mediación de Sudán del sur, el estruendo de los bombardeos y las nubes de humo negro producto de explosiones volvieron a sacudir a Jartum, la capital sudanesa.

Esta tregua, que no duró ni el primer día, fue la de mayor extensión prometida hasta el momento por las dos partes que se disputan el poder del país: el Ejército y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR). Pero en más de dos semanas del estallido de los combates, ninguna de las treguas anunciadas ha sido cumplida.

En este fuego constante que se vive en el país, miles de civiles quedaron atrapados. Muchos civiles de Jartum y otros lugares se han visto obligados a permanecer en sus casas, soportando escasez de agua y electricidad en medio de un calor sofocante y sin acceso a atención médica.

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