La Selección Uruguaya local fue a San José de Costa Rica y empató ante el dueño de casa 0 a 0.
Lo primero a decir es que el trámite del partido fue de discreto para abajo. Se luchó, se trancó, pero fútbol se vio poco.
También es inevitable y necesario señalar que este grupo de jugadores uruguayos se juntó para viajar y practicamente no tuvo trabajo de cancha. Malo o bueno, se midió ante un rival que sí tiene rodaje y desde hace tiempo.
Exigirle más a esta selección es errarle y feo, no poner en contexto. Dentro de este panorama, representaron bien al país. Han jugado con compromiso y dejaron todo lo que tenían.
No se podían esperar triangulaciones, automatizaciones, juego fluído. Sí se podía pretender entrega, valentía, orden, y durante varios pasajes eso se notó.
Randall Rodríguez importante en el segundo tiempo, Gian Allala (a pesar del penal que hizo) la voz de mando en el fondo y Mauro Brasil no se guardó nada.
Agustín Amado la pidió siempre hasta que salió, Leandro Suhr intenso y solidario, Facundo Bernal ordenado y esforzado. Nahuel Acosta de mayor a menor.
Los delanteros poco habilitados buscaron siempre y no dieron una por perdida. Juan Rodríguez y Franco Pizzichillo tuvieron algún problema por sus costados pero tampoco desentonaron.
Un último detalle, entró un tal Walter Domínguez al que llaman “El jugador del pueblo” y no pasó desapercibido. El hombre de Juventud de Soriano por momentos estuvo marcando a un rival que por ejemplo jugó en el Arsenal inglés. Noche soñada para él.
Se supo cumplir y para muchos será una experiencia inolvidable, que servirá para crecer, para tener más roce internacional.
Que no pare esta movida celeste.