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En la mañana del 7 de octubre de 2023, Hamás y otros grupos armados palestinos de la Franja de Gaza iniciaron un ataque sorpresa contra Israel, por tierra, mar y aire. Lanzaron miles de cohetes hacia el sur y centro del país y cruzaron la frontera por tierra, atacando varias localidades, en las que perpetraron ejecuciones y secuestraron más de 200 personas, en su mayoría, civiles.
Ese día en la prensa del mundo entero, se vieron videos de cómo cientos de jóvenes israelíes eran sorprendidos por los ataques mientras festejaban la Simjat Torá y los judíos que viven en el extranjero celebran el último día de la fiesta de Sucot.
Según el Ministerio de Salud israelí, al menos 1.200 personas perdieron la vida y casi 3.500 resultaron heridas. Mientras que los milicianos se llevaron 251 rehenes a Gaza (97 de ellos todavía cautivos). La respuesta de las autoridades israelíes a estos crímenes no se hizo esperar y respondieron al ataque bombardeando la Franja de Gaza. Ese mismo día el primer ministro, Benjamin Netanyahu, declaró oficialmente que Israel se hallaba en guerra, a la que bautizaron “Espadas de Hierro”. A esto se fueron sumando otras medidas, como el establecimiento de un bloqueo total sobre la Franja de Gaza y la orden de evacuar el norte del enclave palestino.
El 9 de octubre, Israel impuso un asedio completo sobre Gaza impidiendo el suministro de electricidad, combustible y alimentos, exacerbando una crisis humanitaria para más de 2,2 millones de personas atrapadas en su territorio.
La única tregua de una semana con cese del fuego se dio en noviembre, con el intercambio de rehenes de Hamás por presos palestinos.
LA REACCIÓN INTERNACIONAL y TRABAJO DE LOS MEDIADORES
A lo largo de la guerra, ha habido protestas globales generalizadas que piden principalmente un alto el fuego. Estados Unidos vetó tres resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU en ese sentido, pero permitió que el 15 de noviembre se aprobara una moción que pedía una pausa humanitaria y otra el 25 de marzo que exigía un alto el fuego inmediato durante el mes de Ramadán, aunque Israel ignoró ambas.
El apoyo militar y diplomático de Estados Unidos a Israel durante la guerra ha sido condenado por varios grupos defensores de los derechos humanos, y algunos analistas han descrito a ambos países como internacionalmente aislados.
El 29 de diciembre de 2023, Sudáfrica presentó un caso ante la Corte Internacional de Justicia, acusando a Israel de incumplir sus obligaciones bajo la Convención sobre el Genocidio de 1948 en sus ataques en la Franja de Gaza.
El 26 de enero de 2024, la Corte Internacional de Justicia dictaminó de manera provisional que había indicios de que se estuviese cometiendo un genocidio y ordenó una serie de medidas cautelares mientras se desarrollase la investigación oficial.
El viernes 5 de abril, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas adoptó una resolución en la que pedía que Israel rinda cuentas por posibles crímenes de guerra y contra la humanidad cometidos durante la invasión de Gaza.
El 20 de mayo, el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional solicitó órdenes de detención contra el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, su ministro de Defensa, Yoav Galant y tres líderes de Hamás, entre ellos Yahya Sinwar, acusados de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por los atentados del 7 de octubre y la posterior guerra en Gaza.