La palabra “bullying” hace referencia al hostigamiento y maltrato verbal o físico, intencional y repetido, que ocurre sin motivación aparente, de parte de uno o más estudiantes contra otros. Se está desarrollando a nivel mundial un programa de origen finlandés llamado KiVa (significa básicamente “contra el acoso escolar”) que tuvo un éxito del casi 80% en los lugares donde se aplicó.
El alumno que ejerce el acoso lo hace principalmente para imponer su poder sobre otro por medio de diferentes conductas amenazantes, insultos, vejaciones, etc. De esta manera, lo tienen bajo su dominio a lo largo del tiempo. La víctima, en la mayoría de los casos, sufre este hostigamiento en forma callada, aislada, produciéndole dolor, angustia y miedo.
Podemos diferenciar varios tipos de formas de acoso escolar.
* Físico: es la agresión directa, principalmente por medio de patadas, empujones, o golpes con objetos. También puede ser indirecto, que es el caso de daños materiales en los objetos personales de la víctima o robos
* Verbal: es el tipo de agresión más frecuente. Por medio de insultos, humillaciones, menosprecios en público, propagación de rumores falsos, burlas, lenguaje sexual indecente, entre otros, se va menoscabando la autoestima de la víctima, dejando una huella difícil de borrar.
* Psicológico: este tipo de acoso es mediante amenazas para provocar miedo o para obtener algún objeto o dinero, o simplemente para obligar a la víctima a hacer cosas que no quiere ni debe hacer.
* Social: consiste en la exclusión y en el aislamiento de la víctima. Los acosadores ignoran al niño o joven objeto del hostigamiento, lo desprecian, rechazan, no hablan con él, no lo eligen para formar equipos o juegos, etc.
* Ciber – bullying: es otra variable del acoso escolar a través de medios virtuales como mensajes de texto, correos electrónicos, blogs, sitios webs, teléfonos celulares, redes sociales como facebook o twitter, entre otros.
Según diferentes estudios, en el Río de la Plata aproximadamente el 16% de chicos en edad escolar sufrieron bullying. Estos números tienen que servir como alerta tanto para los padres como para las autoridades escolares y políticas, y de esta manera trabajar y hacer de la escuela un ámbito de socialización y contención. Es importante que los adultos se involucren y estén atentos para reconocer estos casos e intervenir con seguridad y firmeza. Hay distintas señales que pueden servir de advertencia. Se recomienda prestar atención a los estados de ánimo el niño: suelen presentar cuadros de ansiedad, decaimiento, como así también aislamiento. Comienzan a no querer ir a la escuela y el rendimiento escolar disminuye en forma repentina.
El diálogo es fundamental, tanto en la casa como en la escuela, para detectar y trabajar esta problemática que deja huellas en la autoestima de los niños y repercute en su desarrollo tanto intelectual como psíquico. Hasta en algunos casos los puede llevar a cometer intentos de suicidio.