En el año 1519, cuando las fuerzas lideradas por el español Hernán Cortés llegaron a lo que hoy es México, se estima que la población nativa contaba con 25 millones de personas. Cien años después, tras la guerra contra los españoles y una serie de epidemias arrasadoras, sus números habían caído hasta el millón.
El colapso que sufrió la civilización azteca durante el siglo XVI es una de las mayores catástrofes demográficas, con uno de los índices de mortalidad más alto de la historia, pero ¿qué causó este desastre poblacional?
Según estudios epidemiológicos recientes, la primera causante fue una epidemia de viruela que se desató recién llegados los españoles, entre 1519 y 1520, que provocó la muerte a entre 5 y 8 millones de personas. Pero la principal fueron una serie de epidemias que se desataron en 1545 y 1576 y que acabaron con la vida de entre 7 y 17 millones de personas. Recibieron el nombre de ‘cocoliztli’ (‘peste’ en Nahuatl, el idioma de los aztecas), y hay poco consenso en torno a qué patógeno causaba exactamente este ‘cocoliztli’.
Durante un siglo se han considerado candidatas el sarampión, la viruela o el tifus. En 2002, investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México propusieron que se trató de una fiebre hemorrágica viral. Además, analizando los anillos de los árboles, los investigadores llegaron a la conclusión de que la peor sequía que ha afectado a Norteamérica en los últimos cinco siglos tuvo lugar también a mediados del siglo XVI, con varios periodos de aguda escasez de agua en el México actual que interaccionaron con las condiciones ecológicas y sociológicas, magnificando las consecuencias de esas graves enfermedades infecciosas.
La culpable fue la salmonela
Ahora, un nuevo estudio señala que la causante de tanta muerte pudo ser la salmonela, en concreto una cepa de ‘Salmonella enterica’ conocida como Paratyphi C. Esta bacteria se transmite mediante la materia fecal, y un pequeño porcentaje de las personas infectadas puede portar la bacteria sin desarrollar salmonelosis, así que los españoles pudieron haber llevado la infección hasta los aztecas, que carecían de resistencias naturales para la enfermedad. Unas condiciones sanitarias deficientes, a causa del colapso social y urbano por la guerra contra los españoles, habrían hecho el resto.
Para determinar qué patógeno pudo diezmar a la población nativa de la región, investigadores del Instituto para la Ciencia de la Historia Humana extrajeron y secuenciaron ADN de 29 personas enterradas en Oaxacan, al sur de México. Todas menos cinco estaban relacionadas con el brote de ‘cocoliztli’ que tuvo lugar de 1545 a 1550.
Los fragmentos de ADN bacteriano centenario de varios de los cuerpos correspondían con el de la Salmonella, según la comparativa hecha con más de 2.700 genomas de bacterias actuales. Unas secuenciaciones más detalladas de fragmentos cortos lograron reconstruir dos genomas de la cepa de Salmonella enterica Paratyphi C, un patógeno que causa síntomas similares a los del tifus, que se encuentra principalmente en los países en vías de desarrollo y que si no recibe tratamiento causa la muerte den entre el 10 y el 15% de las personas infectadas.
La hipótesis de este estudio se apoya en otro, también reciente, liderada por Mark Achtman, microbiólogo de la Universidad de Warwick, que logró extraer y secuenciar el genoma de la cepa bacteriana que causó la muerte a una mujer joven en Noruega en torno al año 1.200, para confirmar que se trataba de esta Salmonella enterica Paratyphi C. Es la evidencia más antigua encontrada hasta la fecha de que esta bacteria circulaba por Europa.
Que la bacteria existiese en Europa 300 años antes de que apareciese en México no prueba que los europeos la dispersasen por el nuevo continente, pero es un paso en esa dirección. Ahora, el siguiente paso es comparar ambos genomas para comprobar cómo de similares eran las bacterias que mataron a unos y a otros a cada lado del Atlántico, e ir incorporando a la investigación todas las muestras de ADN bacteriano posible, tanto de Europa como de América, para determinar con mayor seguridad si estos patógenos letales llegaron hasta el Nuevo Mundo procedente de los exploradores europeos.