La mortalidad infantil volvió a bajar y se ubicó en 8 de cada 1000 nacidos vivos. El Gobierno atribuyó ese dato a las políticas de protección social implementadas. Por ejemplo: controles obligatorios y sin costo en embarazadas y bebés, y mejoras en las condición socioeconómicas de familias vulnerables.

En 2016 fallecieron 376 niños, cuando 10 años atrás la cifra superaba los 500. El último indicador disponible habla de 8 fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos, explicó la subsecretaria de Salud Pública, Cristina Lústemberg, en declaraciones a Presidencia: