Por Gonzalo Hernández Waller (@gonzalohzw)
La música siempre está presente en el cine de diversas maneras, tanto para generar sensaciones, atmosferas o simplemente como adorno (cuando no es usada con criterio). Pero hay muchas películas que la tienen como protagonista, no solo agregándola desde la edición, sino como parte integral de la trama. También es la protagonista de esta columna, la cual se divide en dos directores que hacen de la música el hilo narrativo de sus películas. No es una columna sobre musicales. Es una columna sobre dos directores y cuatro películas que me gustaron mucho por diversas razones y que tienen a la música como elemento en común.
Damien Chazelle es un director estadounidense que, con 32 años, se convirtió en el director más joven en obtener un premio Oscar como mejor director. La película que le otorgo el premio: La La Land. Una historia mágica de amor y música que cuenta la historia de los personajes interpretados por Emma Stone y Ryan Gosling, un pianista de jazz y una aspirante a actriz, respectivamente. Se enamoran y viven su historia en Los Ángeles, mientras nos endulzan los oídos y los ojos con lindas canciones y bellas imágenes de la ciudad. Es un musical moderno, como muchos lo han definido, que le da aires nuevos a un género un poco olvidado.
De este mismo director es también Whiplash. Esta cinta nos cuenta como Andrew Neiman, interpretado por Miles Teller, hace todo lo que está en sus manos, derramando sangre, sudor y lágrimas, para convertirse en un gran músico. Para esto, debe lidiar con las exigencias y abusos de su profesor, interpretado brillantemente por J.K. Simmons. Esta magistral pieza nos muestra hasta qué punto un profesor puede exigir a un alumno para sacar lo mejor de sí y hasta donde este está dispuesto a aguantar. Drama, tensión y mucho ritmo se mezclan en esta película que es un disfrute de principio a fin.
El otro par de películas son obras de John Carney. Sing Street nos cuenta como Cosmo, un adolescente, forma una banda con un grupo de compañeros con el objetivo principal de conquistar a una chica. La banda comienza a funcionar y componen grandes canciones. Cosmo desarrolla una relación con la chica que quería conquistar y pronto el sueño de salir del pueblo en el que residen para ser artistas famosos se vuelve cada vez más fuerte. Con una banda sonora fantástica, muy buenas canciones originales, buenas actuaciones y una trama muy entretenida, Sing Street se gana un lugar en esta columna de buenas películas sobre música.
Finalmente, le llega el turno a mi favorita de las cuatro. No sé explicar con certeza por que es la que más me gusta. Reconozco que en la mayoría de los aspectos en los que se suele evaluar una película, La La Land y Whiplash son superiores. Pero quienes ven películas sabrán que muchas veces una nos gusta más que otra y no sabemos explicar la razón. Simplemente sabemos que es así porque, por algún motivo, nos genera algo que otra no. Es lo que en realidad buscamos cuando vemos una película: que nos generen algo. Y eso es lo que me pasa con Begin Again. También dirigida por Carney, nos muestra una historia poco convencional, en la que un productor musical venido a menos conoce a una muchacha en un bar y se enamora de su música. Juntos, van a intentar llevar a cabo un proyecto musical, grabando canciones al aire libre por toda Nueva York.
En esta película conocemos la faceta cantante de Keira Knightley, que nos deleita con su voz, mientras Adam Levine hace lo suyo, que ya es bastante conocido. Con Mark Ruffalo como otro de sus protagonistas, esta película llena de vida nos cuenta una historia romántica alternativa, limpia de clichés y muy disfrutable. Y como plus, tiene una banda sonora hermosa con canciones originales muy disfrutables que se pueden encontrar en diferentes plataformas. De regalo, les dejo mi favorita: Like a Fool. Disfruten.
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