Fue profesor en la Universidad de Humanidades, en el departamento de letras y sus poemas casi todos fueron cantados por Alfredo Zitarrosa, Eduardo Darnauchans (fallecido) y Daniel Viglietti.
Músico, escritor y docente universitario, Washington Benavides tenía 87 años. A mediados de agosto sufrió un quebranto de salud del que no pudo recuperarse. «Ha sido intervenido quirúrgicamente en una arremetida al estilo de Don Quijote contra los molinos para salvar su vida», informó entonces su hijo Pablo.
Washington Benavides nació el 3 de marzo de 1930 en Tacuarembó. Su abundante labor de creación poética lo sitúa entre los poetas más importantes de su generación. En 1955 publicó su primer libro de poesía Tata Vizcacha. Fue uno de los integrantes del Grupo de Tacuarembó, del cual también formaron parte otros poetas y músicos de ese departamento como Eduardo Larbanois y Eduardo Darnauchans, Héctor Numa Moraes, y su sobrino Carlos Benavides junto al que editó varios discos como Benavides y Benavides y Las milongas. Fue docente de literatura primero en Educación Secundaria y más tarde en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación en el Instituto de Letras.
Sus poemas fueron versionados en canciones por artistas como Daniel Viglietti, Alfredo Zitarrosa, Héctor Numa Moraes, Los Olimareños, Los Zucará y Abel García entre otros. Actualmente dirigía el Taller de Creación de Canciones de Bienestar Universitario junto a Héctor Numa Moraes y Mario Paz.
En 2012 recibió junto al científico Rodolfo Gambini el «Gran Premio Nacional a la Labor Intelectual» que otorga el Ministerio de Educación y Cultura. En 2013 fue designado académico de honor de la Academia Nacional de Letras, y en diciembre de 2014 recibió el Premio Morosoli de Oro de la Fundación Lolita Rubial.
En abril del año pasado Benavides fue homenajeado por el colectivo de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FHCE) a iniciativa de sus funcionarios, que lo declararon «Profesor adjunto de bicicletas» por la cercanía entre estas y la silla que le ofrecían cuando llegaba antes de hora y debía esperar hasta el comienzo de la clase. El acto se desarrolló en el Paraninfo con la participación del rector Roberto Markarian y del decano de la FHCE, Álvaro Rico. «Frecuentemente me preguntan quién es ese señor que está sentado en el corredor de Facultad al lado de la puerta de Decanato», bromeó Rico. «Inventé que al Bocha le gustaba mirar a la gente, verla pasar, hablar con ella», pero las preguntas perseveran y ahora digo, «simplemente, que está sentado allí porque está creando».
En víspera de este homenaje, el Portal de la Universidad publicó una de sus últimas entrevistas en la que Benavides explicó que provenía de una familia patricia. «No lo digo con soberbia, pero era patricia: mis abuelos fueron libertadores de este país, Venancio y Manuel Benavides, mi abuelo fue vencedor de Masoller, mi padre peleó en Masoller. Fue procurador, guitarrista, periodista, «un hombre múltiple, mis hermanos también, yo fui en realidad lo que se llamaba el hijo de la vejez, y así me trataron más bien como un nieto, porque mis hermanos eran mucho mayores, por lo tanto yo tuve una infancia bastante solitaria. Entonces el mundo exterior cuando podía, era maravilloso: irse al monte, a la sierra, a los campitos a jugar al fútbol».