El presidente argentino optó por presionar y provocar la renuncia del cuestionado Valentin Diaz Gilligan, vicesecretario de Presidencia, uno de los más altos cargos de su gobierno.

El funcionario argentino había admitido poseer una cuenta en Andorra, de más de US$1 millón que , dijo, no le pertenecía sino que eran de Paco Casal, contratista de fútbol uruguayo, en el momento que este tenía problemas con la DGI.

En Cambiemos, partido político de Macri, había una posición que empuja a apoya a Díaz «para no mostrar debilidades frente a la oposición».

En tanto los aliados de Macri, el Partido Radical y el grupo de Lilita Carrió fueron tajantes en que se debía cortar de raíz el problemas y dar una señal a la población.

«A pesar del respaldo incondicional que sentí por parte de todos los miembros de nuestro Gobierno, no creo necesario continuar aferrado al cargo en medio de un debate mediático sobre mis acciones en los años en los que estuve en la actividad privada. Las acusaciones que se hicieron contra mí son falsas y así quedará debidamente comprobado», señala la carta de dimisión de Díaz.

Díaz Gilligan insistía en que no ha hecho nada incorrecto y no tenía  por qué dimitir, pero en el ambiente político parecía claro ya este lunes que el puesto de Díaz Gilligan, un hombre importante de la estructura de poder más cercana al presidente, estaba en aire. El dinero de Andorra viene, según admite el propio alto cargo, de negocios del fútbol, un asunto especialmente sensible en el entorno del presidente Macri, que dirigió durante 12 años Boca Juniors y desde ahí dio el salto a la política.

Díaz Gilligan prometió que este lunes pondría toda la información a disposición de la Oficina Anticorrupción, pero lo que hizo fue enviar un breve escrito señalando que está recabando esos datos. Pocas horas después anunció su dimisión.

 

(Foto: Minutouno)