Las últimas horas de la exitosa carrera de Maximiliano Gómez en el Celta de Vigo están marcadas por la incertidumbre sobre el futuro destino del goleador sanducero formado en Defensor Sporting. Las opciones son claramente dos: el Valencia o el West Ham inglés, club que viene flirteando con el uruguayo desde hace exactamente un año.
Los llamados «Hammers» vienen pretendiendo sus goles desde que su técnico chileno, Manuel Pellegrini, persigue incansablemente su fichaje. En aquel momento el club del sureste de Londres quedó lejos de alcanzar el monto de la cláusula de rescisión del sanducero. Pellegrini insistió por él durante el período de pases de enero último, pero finalmente todo volvió a quedar a fojas cero cuando el delantero austríaco del West Ham Marko Arnautovic, decidió quedarse en el club tras un fallido intento de pasar al fútbol chino.
Esta vez puede aplicarse el dicho que sentencia que «la tercera es la vencida» o bien el opuesto, el que pregona que «no hay dos sin tres». El díscolo Arnautovic se va finalmente a la China tasado en 22 millones de libras esterlinas, cifra que en Londres consideran casi absurda pero inevitable ya que literalmente se anunció desde el propio club que ni el entrenador, ni sus propios compañeros, ni siquiera el personal administrativo, soportan los desplantes del austríaco ni un segundo más. Como consecuencia directa de esta operación de salida, de que también el español Lucas Pérez y el inglés Andy Carrol han dejado la institución quedando como único centro delantero el mexicano «Chicharito» Hernández, West Ham ha ofrecido a Celta de Vigo una suma muy cercana a los 50 millones de euros en que está fijada la cláusula de rescición de Maxi Gómez. También ha asegurado que pagará al delantero unos 100.000 euros semanales de sueldo y se ocupará de la comisión de unos 3 millones de euros que reclama el representante del jugador, el británico Jonathan Barnett, quien es el número uno de los agentes en Inglaterra y uno de los más influyentes del mundo, representando también al galés Gareth Bale. Barnett es fundador y presidente de la agencia Stellar Group que hace un tiempo lleva los asuntos de Maxi Gómez. El empresario no oculta su aspiración de que el uruguayo juegue, tarde o temprano, en algún club de la Premier League.
La mesa estaba servida y el banquete podía comenzar, pero hete aquí que se presentó un comensal que no estaba invitado; el Valencia y su oferta a Celta de Vigo de dos futbolistas, el delantero Santi Mina y el defensa Jorge Sáenz, mas 14 millones de euros. A Carlos Mourinho, presidente del club vigués, le sedujo la propuesta del club «Ché», ya que los suyos necesitan a esos dos futbolistas ofrecidos, especialmente al gallego Mina, formado en Vigo y centro delantero ideal para sustituir a Maxi, sin resentir el poderío del club celeste en esa zona vital del campo.
Y allí, en el preciso instante en que aterrizó procedente del Mediterráneo la propuesta valenciana, comenzó una pugna feroz que continúa hasta el mismo momento en que la presente nota está siendo escrita. «En este rincón», diría un presentador de boxeo, «Valencia y Celta y en este otro Jonathan Barnett, representante de MaxiGómez y el West Ham inglés con su entrenador chileno decidido a que esta vez se contemple su aspiración de hacerse con los goles del uruguayo». Se ha creado pues un enfrentamiento que se ha vuelto durísimo con el transcurrir de las horas y que no verá su fin hasta el momento en que el futbolista, actualmente de vacaciones en su Paysandú natal, se decida por una u otra opción.
Por un lado, Maxi tiene a Valencia que le da la seguridad de competir por primera vez en la Liga de Campeones y por otro al West Ham, que le duplicaría el sueldo que podría pagarle el club «Ché» y le abriría el amplio abanico que significa mostrarse en la Premier League, hoy por hoy la Liga más importante del mundo. Sin embargo hay otro punto clave en esta auténtica telaraña y es que, pese al interés casi obsesivo en llevarse a Gómez, West Ham continúa ofreciendo menos que los 50 millones de euros de la cláusula de salida del sanducero. Afirma que contemplaría las exigencias de Barnett, el representante de Maxi. También confirma que le pagaría al goleador el doble de lo que Valencia estaría en condiciones de abonarle.
Por razones desconocidas que probablemente recalen en el regateo normal en esta y en toda clase de negocios, los llamados «Hammers» se quedan a poco de alcanzar los «50 kilos» que legalmente le asegurarían al futbolista, independientemente de lo que Carlos Mourinho, presidente de Celta, el titular de Valencia y el propio Gómez puedan pretender.
Y justamente de esta cornisa es que se agarrra el club «Ché» para no perder las esperanzas de hacerse finalmente con los goles de Maxi y terminar de deshechar el plan B que implicaría enfocarse en Borja Iglesias, delantero del Espanyol de Barcelona. También se dice que Carlos Mourinho, presidente de Celta, es comprobadamente un hombre de palabra y que, en base a esto, es que desea mantener a rajatabla el acuerdo al que llegó con el Valencia F.C.
La conclusión a la que naturalmente se llega en este entramado, es que si West Ham llega a los 50 millones de la cláusula de salida de Maxi Gómez, además de contemplar las aspiraciones del Grupo Stellar que representa al futbolista y, como remate al ángulo ofrece al ex violeta un sueldo que duplica lo que podría pagarle Valencia, habrá goles uruguayos en la Premier League a partir del mes que viene. Por otro lado, en el otro rincón, si los «Hammers» insisten demasiado en el regateo y no terminan de alcanzar el monto de la cláusula de resición, corren el riesgo inminente de que finalmente prospere el acuerdo Valencia-Celta y que Maxi vea sus primeros minutos en Liga de Campeones en setiembre próximo.
Es un cara o cruz, pero lo que parece seguro es que esta vez la moneda no caerá de canto como pasó en los dos períodos de pases anteriores sino que, por el contrario, todo quedará resuelto en pocas, muy pocas horas: Valencia o West Ham será el destino de Maxi Gómez y unos 5 millones de euros, por derechos de formación, irán a parar a las arcas del Defensor Sporting Club del Uruguay.
(Por Álvaro Levrero – La Oral Deportiva)