El Lic. Richard Danta en su espacio “El sentido de lo cotidiano” en Fuentes Confiables, analizó los debates a raíz de los ocurridos previo a las elecciones internas y las cadenas nacionales.

Por debatir creemos que son dos personas que discuten, pero es erróneo. Es un encuentro entre 2 o más personas que más allá de una ideología, establecen una relación de confrontación argumentativa.  No es lo mismo un debate de predefinición o un debate en una instancia de balotaje.

Los debates que se dieron, Talvi-Andrade, fue un encuentro dialogado, amable, pero no hubo una confrontación fuerte de propuestas o ideas. En Larrañaga-Cosse hubo una indiferencia mutua, cada quien dijo lo que quería decir pero no hubo dialogo argumentativo.

Incluso la cadena de Larrañaga y de “No a la baja” si hubo una confrontación, no compartían espacio público pero fue un debate mediático, no tradicional. Hay dos discursos articulados, definidos y que toman al otro como un referente para construir ese discurso.

Debate mediático: intercambio que se dan a través de los medios. Definido por y para los medios. Este tipo de debate, aprovecha la plataforma y el lenguaje de los medios. Le damos a lo mediático a la cosa caótica que no tiene que ver con los medios.

Si no argumento y contra-argumento contra el otro, no es un debate, es por ejemplo, una presentación de propuestas que compartían el mismo espacio.

Lo fundamental de un debate es ver los “chispasos” como una persona se defiende ante los cruces. La ciudadanía los reclama porque son un punto de incertidumbre para los candidatos.

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