En el marco del mes de la mujer, en su columna de historia en De taquito a la mañana Alejandro Giménez contó la historia de vida de Petrona Viera y su obra, parte de la cual se expone en el Museo Nacional de Artes Visuales.

“Petrona Viera era sordomuda como consecuencia de una meningitis que padeció a fines del siglo 19, lo que hacía pensar que, en ese contexto, le esperara una vida poco prolífera”, dijo Giménez.

“Su familia tenía un gran arraigo cultural: su padre era Feliciano Viera, quien terminó siendo presidente del Uruguay, y sus hermanos estudiaban música. Su casa era un lugar de reunión social. Estaba ubicada próxima a donde está el Hospital Militar», contó el columnista.

«Su padre era muy cercano a Batlle. Feliciano muere de forma temprana e inesperada con tan solo 57 años, lo cual trae una crisis familiar», agregó. «A Petrona le decían ‘la mudita’, y ella muy inteligentemente se refugió en la pintura. Llegó a tener exposiciones en Buenos Aires, lo que fue un gran logro porque no tenía vida social, ya que su condición la limitaba”.

Fabián Moreira, profesor de historia del arte, dialogó telefónicamente con Giménez y contó que Petrona Viera en su obra pintó niños, desnudos, retratos y naturaleza. «Aún hay mucho por investigar y descubrir en la obra de Petrona. Se podría decir que era transgresora: incluso hay un desnudo de 1937. Fue una suerte de vanguardista que entra en contacto con maestros como Cúneo y otros», opinó.

«Otro síntoma de su talento son sus bocetos, especialmente al observar detalles como las manos, la situación sugerida con pocos trazos o pocos detalles, cómo reflejaba un estado de ánimo», concluyó Moreira.

Escuchá la nota completa: