Muchos no tienen otro apoyo económico más que la actividad deportiva.
La desesperación podría ser la palabra clave para desribir el sentir de los jugadores de fútbol uruguayos. El parate de actividades por la pandemia del coronavirus se extendió mucho más de lo que todos imaginaron. Hubo cierto encanto durante el primer mes, cuando jugadores y funcionarios del deporte pudieron disfrutar de la familia y entrenar desde sus hogares, pero hoy el almanaque ha corrido y los jugadores quieren vovler.
La salud mental, en juego con el encierro permanente o semi permanente es contraproducente, aunque para muchos la falta de ingresos es el principal problema.
Necesitan reencontrarse, charlar, correr juntos y tocar la pelota. Saben que la salud es lo primero, pero también la salud mental o emocional está en juego. El encierro es contraproducente y se une al problema económico dado que la mayoría está cobrando bastante menos que en épocas normales.
Por otra parte, los deportistas cuestionan por qué algunas actividades de la sociedad ya han comenzado o tienen fecha para hacerlo próximamente y ellos no pueden regresar a entrenar, aunque sea en grupos limitados. No son pocos los que ya se están juntando a entrenar en parques y espacios públicos sin cumplir protocolo alguno. Por eso entienden que sería mejor volver a trabajar en sus respectivos clubes donde lo harían cumpliendo con las medidas sanitarias exigidas.
“Nosotros que necesitamos volver a entrenar porque dependemos de nuestro físico, somos los que no lo hacemos”, se lamentó Mathías Riquero a El País. “Queremos volver a trabajar, más cuando vemos que el país arranca. Mis gurisas, por ejemplo, ya tienen fecha para empezar la escuela: las mellizas el 15 de junio y Ema, la mayor el 29”, explicó el volante de Progreso.
“Sé que la Mutual le está buscando la vuelta, pero ya estamos medio podridos. Yo estoy entrenando solo pero sé de otros jugadores que se están juntando. Basta con ir al Prado para ver grupos de gente y no sólo jugadores”, dijo e insistió: “Nosotros dependemos de nuestro físico. Yo por ejemplo, tengo 39 años y si paso varios meses sin entrenar como se debe me va a costar mucho volver. Además, de lo que se extrañan los compañeros”.
Algo parecido piensa el defensa de Plaza Colonia, Mario Risso. “En mi caso y en el de mis compañeros, ¡queremos volver ya! Aunque sea en grupos de a cuatro o cinco. Lo estamos necesitando. No es que sea un sacrificio estar en casa con la familia, pero necesitamos volver al fútbol, que es nuestro trabajo”, dijo Risso quien prefirió quedarse en Colonia donde sus hijos no demorarán en comenzar las clases.
LOS TESTS.“Vamos a arrancar cuando las autoridades del fútbol quieran que lo hagamos. Se hicieron los protocolos y los están analizando, pero no sé si serán sencillos de cumplir. No se sabe quién va a pagar los tests que se exigen. Son costosos y los clubes no tienen plata, algunos están fundidos, y la AUF tampoco”, finalizó Risso quien valora que Plaza sea un club ordenado.
“Sabemos que la salud está por encima de todo, pero hay otras cosas a tener en cuenta. Nosotros tenemos nuestros bajones porque extrañamos el fútbol. Nos hace falta lo del día a día. Y la salud mental también es importante”, dijo el delantero de Wanderers, Mathías Acuña.
Blanco: «es muy difícil contener la cabeza»
“Ya esta semana fue desesperante y bastante caótica desde el punto de vista emocional”, afirmó Sergio Blanco, delantero de Montevideo City Torque. «Se abren otras actividades y el fútbol no estaba en el tapete. Estoy preocupado por eso y por la situación económica de muchos colegas. Recién la semana pasada se habló un poco más”, agregó el “Chapa”.
“Quiero creer que la Mutual hizo lo que tenía que hacer. Yo mismo a veces tengo la sensación de que podía haber hecho algo más, pero me he sentido muy raro con esta pandemia, que me ha ido cambiando la perspectiva de lo que pensaba. Es difícil contener la cabeza. Se extraña el grupo, el estar juntos, el conversar con los compañeros, el escuchar sus problemas. Y entrenar solo te termina costando por más que cumplas con la rutina. Al principio el organismo me pedía entrenar. Lo hacía por necesidad, pero ahora cada vez me costaba más y me tenía que obligar. Hace un rato estuve pateando contra la pared en mi casa y lo sentí”, admitió Blanco quien se sabe privilegiado porque su club está preparado y tiene todo listo para cumplir con el protocolo.
El arquero de Danubio, Darío Denis, compartió con sus colegas la necesidad -y la urgencia- de regresar. “Queremos volver a las prácticas porque el fútbol es nuestro trabajo y porque hay muchos compañeros que están cobrando cinco veces menos de los que deberían. Por eso estamos deseando volver porque nos gusta el fútbol y por la situación económica”, aclaró.
Con respecto a si no deberían haber presionado más el regreso, Denis cree que ahora hay más movimiento. “Al principio estaban siendo precavidos, ahora creo que se está moviendo un poco más la cosa. Estamos todos esperando que se confirme la vuelta a los entrenamientos”, dijo el ahora danubiano, quien no sólo cumple con los trabajos que les manda el preparador físico sino que intenta hacer ejercicios específicos del arco. “Salgo a un campo y por suerte tengo la ayuda de mi hermano de 15 años que también quiere ser arquero”.
“¡Todos tenemos un montón de ganas de volver!”, dijo por su parte Sebastián Fernández a El País. “Ahora al menos vemos que se va aclarando el camino para volver”, añadió el delantero tricolor. “El resto de los manejos, de como pagar los tests y todo eso, está muy lejos de los jugadores y de lo que nosotros hacemos”.