Por Antonio Ladra.

Hace algún tiempo que la comunidad científica estimó que entre el 60% y el 70% de la población debía estar protegida con vacunas frente al coronavirus, para alcanzar la llamada inmunidad de grupo o rebaño.

Sin embargo, a principios de este año se revisó este dato y en algunos casos se habla que para llegar a esa inmunidad de rebaño debe estar vacunada entre el 80 y el 85 por ciento de la población.

Es por esta razón que la mirada está puesta en esa frenética carrera en la que está empeñada la humanidad toda, donde aparece Israel a la cabeza, como el país con el mayor porcentaje de población totalmente vacunada, según Our World in Data.

Y a pesar de que el umbral de inmunidad es cada vez más alto, según algunos epidemiólogos, el recuento de casos de coronavirus en Israel empezó a descender cuando el 40% de su población recibió al menos una dosis. Al 24 de abril, el 57,9% de sus habitantes están ya totalmente vacunados, esto es, han recibido todas las dosis prescritas por el protocolo de vacunación.

Israel es un espejo a mirar y aunque está lejos de la cifra que manejan los epidemiólogos, el 80 por ciento de vacunados, la vida de los israelíes cambió.

La vida en ese país es ahora casi normal.

En las Américas se destaca Chile, con el 32,2% de sus habitantes totalmente vacunados, mientras que en Estados Unidos, el país del mundo con mayor número de contagios totales, el 27,8% de los habitantes se han vacunado completamente. Aquí en Uruguay, se ha vacunado el 13,8, pero hay un porcentaje muy grande, arriba de un 20 por ciento, que niega la vacuna, por lo que como dijo el ministro Daniel Salinas, se puede llegar a la inmunidad de rebaño raspando.

Para que la vida en Uruguay vuelva a los carriles de la vieja normalidad es necesario llegar a esa inmunidad rebaño, para ello también es necesario que haya una explicación clara y contundente de los beneficios de las vacunas no solo a nivel personal sino a nivel societario.

No estoy viendo ninguna campaña al respecto.

¿Qué hizo Israel? Amit Gutkind, responsable del Programa de Inmunización contra el COVID-19 en el principal hospital israelí, dijo ayer aquí en Montevideo donde se encuentra de visita que la clave para la persuasión ciudadana consistió en “apoyarse en los líderes” barriales y religiosos que tienen llegada dentro de sus comunidades.

¿No se puede hacer eso en Uruguay? Pregunto, eso no se hace porque hay desconfianza de parte de algunos actores políticos, gubernamentales, con los líderes barriales, esos que están detrás de cada olla popular? Y al contrario, ¿no será que esos líderes barriales desconfían de esos actores políticos?

Derribar esas barreras, esas desconfianzas es la primera etapa a superar.

Cuando se comenzó a hablar de la vacuna, allá por diciembre pasado había una cierta reticencia, un rechazo que ha ido decreciendo es cierto, pero igual es alto el rechazo a las vacunas.

Les voy a dar un nombre Margaret Keenan, ¿se acuerdan? Ella tenía 90 años cuando se vacuno, ya tiene 91 y sigue activa.

Vacunarse está en cada uno, es libre de hacerlo quien quiera. No hay obligación y está bien que así sea.

La obligación debería venir por el lado de la solidaridad, no perdamos de vista eso.

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Foto: Eduardo Fortes/Aton/FocoUy