Por Antonio Ladra

Fue la sorpresa del 1 de mayo. Un tuit del presidente Luis Lacalle Pou anunció que se venía un cambio en el Ministerio de Desarrollo Social, esta vez por su propia decisión. El relevo anterior se había dado en el Ministerio de Relaciones Exteriores, pero en ese caso fue por la renuncia de su titular, Ernesto Talvi.

La decisión de hacer este cambio en el Ministerio de Desarrollo se venía manejando desde hace un tiempo, por lo menos ese era un rumor que se corría por los pasillos de la torre Ejecutiva. Una fuente me dijo que él sabía del cambio desde el 19 de diciembre del año pasado.

Si esa era la decisión, está claro que le debe haber costado mucho a Lacalle concretarla. Recordemos que Lacalle tuvo que reclutar y convencer a Bartol para hacerlo ministro, aun antes de las elecciones. Lo fue incluso en los pasados comicios, cuando Lacalle se enfrentó a Tabaré Vázquez. El presidente tuvo, desde la campaña de 2014 que perdió y en la pasada, que ganó, tres ministros: Bartol, Azucena Arbeleche y Pablo da Silveira. Ahora Lacalle remueve a Bartol. Pudieron haber mediado muchas razones, pero hay una en especial para lo que no hay dos lecturas: cuando los presidentes mueven los ministros es porque no están conformes.

Lacalle se dio un tiempo de espera para ver si las cosas se enderezaban en un ministerio que tuvo varios problemas internos. Recordemos que en febrero dejó el cargo el número tres de ese ministerio, otro hombre de confianza de Lacalle, Nicolás Martinelli, que pasó a ser su asesor directo en la Torre Ejecutiva y es una de las principales espadas del presidente. Todos sabemos que cuando habla Martinelli, habla Lacalle.

Bartol asumió como ministro de Desarrollo Social con varias ideas novedosas, algunas quizás controvertidas, pero que eran para otro momento, no para tiempos pandémicos donde las urgencias y exigencias son otras. Bartol se preparó para otra cosa y su experiencia proviene, digamos, del ámbito privado. Exitoso al frente del centro educativo Los Pinos del Opus Dei, pero diferente, muy diferente, a lo que encontró en la actividad pública.

Al no provenir de la política, Bartol no conoce su funcionamiento, sus llaves y fundamentalmente no llegó con una estructura que le sea leal. Esa estructura la tenía que construir durante la gestión y no lo hizo porque no quiso, porque la vio ajena a su sentir y porque se dedicó al trabajo en el campo. Bartol se embarró, estuvo en todos los lugares donde se lo requirió.

Poner a Bartol fue una señal por aquello de los mejores en cada lugar. Sacarlo también fue otra señal. ¿Señal para quién?, sería la pregunta. Creo que una de esas señales es para todo el gobierno: Lacalle no admite discrepancias entre ministro y subsecretario o dobles conducciones. Bartol no se llevaba bien con Armando Castaingdebat. Son dos personas totalmente diferentes. Uno del lado técnico-confesional que se maneja con criterios muy diferentes al de un político más tradicional, dos veces intendente de Flores, que sabe lo que es usar la herramienta del clientelismo político. Castaingdebat creció políticamente al lado de Walter Echeverría, uno de los caudillos blancos del interior, del departamento de Flores, tres veces elegido intendente, aunque la ejerció dos veces. En las elecciones de 2005 Echeverría resultó elegido intendente; pero falleció días antes de asumir y allí ingresó su primer suplente, Armando Castaingdebat.​

A Lema, un hombre de extrema confianza de Lacalle se le abre un camino interesante en su aspiración, indisimulable también, de ser candidato. Recordemos. En febrero de este año se pudo leer una entrevista en el diario El País donde lo dijo claramente: mi meta es ser presidente cuando sea, cuando se dé la oportunidad. El Mides es un ministerio para hacer política. Lo dicen todos quienes conocen esa cartera. Ahí va Martin Lema. Se verá como lo hará, pero en lo inmediato la tarea que tiene por delante es inmensa: atender la emergencia social, pero lleva otra tarea y es apropiarse de un territorio donde hasta ahora juegan libremente varios sectores del Frente Amplio.

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. Foto: Gastón Britos / FocoUy.