En su columna «Lugar a dudas» en Punto de Encuentro, el periodista Antonio Ladra se refirió a la polémica que se desató por la aprobación de la ley forestal. La Cámara de Senadores aprobó por 16 votos en 31 el proyecto de ley de suelos de prioridad forestal que promovió Cabildo Abierto (CA) y que contó con los votos del Frente Amplio (FA) para lograr la mayoría. La ley tuvo la oposición de blancos y colorados, y ya fue vetada por el presidente Luis Lacalle Pou.
Para llegar a la aprobación de esta ley se generó ahora, en el Senado, un acuerdo entre Cabildo Abierto y el Frente Amplio, tal como ocurrió, el año pasado, en la cámara de Diputados. El acuerdo parece ser altamente discutible y puede haber argumentos a favor y en contra ya sea en temas económicos, sociales, así como ambientales, pero no voy a referirme a ello; no es el asunto central de esta columna.
Hay otra mirada y es la política, en este caso la alianza que para este caso puntual se generó entre Cabildo Abierto y el Frente Amplio, donde lo llamativo es que luego de 15 años de gobierno, donde en el legislativo la izquierda tuvo mayorías absolutas no tuvo ninguna iniciativa similar a la ahora aprobada. La pregunta es: ¿en verdad hubo un cambio tan radical sobre el tema forestal o simplemente la izquierda vio la oportunidad de golpear al gobierno de coalición y se lo intenta mellar por ese lado?
Es llamativa esta coalición circunstancial porque se da justo en un momento en que Cabildo Abierto, a través de su líder, Guido Manini Ríos hizo pública una ofensiva contra una de las políticas más caras de la izquierda como lo es la ideología de género, a la que calificó de “perversa” o cuando promueve la libertad para los represores encarcelados en Domingo Arena, enmascarado en razones humanitarias.
Está claro que este tema de la forestación es un flanco débil de la coalición de gobierno, y eso movió al Frente Amplio para golpearla. Lo que pasa es que este camino que está recorriendo el Frente Amplio, por el pretil, haciendo equilibrio, ya lo ha recorrido antes en su historia. Es cierto que fue con episodios más delicados, pero no deja de sonar ahora el apoyo de muchos sectores de la izquierda a aquel levantamiento militar de febrero de 1973, supuestamente peruanistas, que dio lugar luego al golpe de Estado.
Más allá del resultado final (la ley fue vetada por el presidente), está claro que hubo un triunfo político para Cabildo Abierto y el Frente Amplio acompañó, con el propósito evidente de generar una grieta (palabra tan de moda) en la coalición gobernante.
¿Por qué digo que el triunfador en esta pulseada es Cabildo Abierto? Es que a partir del revuelo político que se ha generado, el partido liderado por Manini Ríos no solo amplificó su posicionamiento, sino que además se muestra como algo diferente dentro de la coalición, no solo por los puntos de vista muchas veces frágiles respecto de la propia democracia que han demostrado muchos de sus dirigentes, sino porque, además, esto lo posiciona como un referente en los sectores sociales vinculados al campo, en particular los pequeños y medianos propietarios. Justo donde el Frente Amplio debería estar generando alianzas.
Y lejos de generar una brecha en el gobierno, más allá de esta discrepancia puntual, lo que logra Cabildo Abierto es ampliar la base de la coalición gobernante, colocándose como la pata popular del proyecto que hoy encabeza Lacalle Pou. Cabildo Abierto nunca se va a aliar con la izquierda. Si hay alguien el Frente Amplio que piensa así está totalmente equivocado.
Escuche el informe completo del periodista Antonio Ladra en Punto de Encuentro: